jueves, 17 de noviembre de 2011

Jessica Karina


Dice la letra de una canción:
No imagine que existiera alguien tan especial

Con esa mirada tierna y sonrisa angelical

No creí que existiera en el mundo un amor así

El que llevas en tu corazón y lo tengo para mí

Con palabras dulces de amor que no saben de rencor

Y al ver sus ojitos brillar, me devuelve la emoción…


Esta estrofa describe el amor que siente una madre hacia su hijo, en mi caso era mi hija no sabía si sería la única, pero era la primera, y como primera trajo consigo todas las sensaciones que una mujer sólo siente con su primer hijo, eramos ella y yo contra el mundo, no me importaba si el mundo seguía girando o se detenía, nuestro pequeño mundo era perfecto, ella conmigo.... yo con ella... Esa es mi hija Jessica Karina, acaba de cumplir 24 años, ya está casada, tiene un bebé hermoso, trabaja, estudia, vive.....

Cuanto puede costar el camino de ver una hija crecer, tratar de darle una vida digna, porque la que tenías en tu mente y corazón no pudo ser posible, "Dios no juega a los dados" eso es algo de lo que estoy convencida, nada sucede por azar, nada es casual, ya Él tiene trazado el camino, yo propuse... Dios dispuso. Cuando vi mi hija nacer, la vida se me llenó de ganas.... ganas de trabajar, de construirle un mundo rosa donde ella viviera sin que la maldad, el dolor, las decepciones, las nubes grises ni nada oscuro tocara nunca su vida, que fácil es soñar cuando estás llena de amor, ilusión y esperanzas... tristemente no todo fue color rosa.

Cuando apenas contaba con 16 años quedé embarazada y para cuando dí a luz tenía 17 años, decía mi abuelita “ah pecao... una niña criando a otra niña...” la molestia de mi madre pasó apenas me vio la barriga enorme, así que empezó a preparar el terreno para criar ella mi hija, ya que decía todo el tiempo que yo no iba a poder criarla, cuando mi hija nació mi madre prácticamente se hizo cargo de todo lo concerniente a ella, todas sus necesidades la cubría, cosa que le voy a agradecer toda mi vida, ella decidía la comida, la ropa, hasta el jabón con el que la bañaba, la enseñaba a que le dijera mamá y a mi me llamara por mi nombre, apenas cumplió el año se la empezó a llevar con ella de viaje casi todos los fines de semana, y yo no podía decirle que no, se molestaba muchísimo, después que la bebé tenía un año mas bien era una ayuda para mi que mi madre le dedicara tanto tiempo porque antes que la bebé pudiera aprender hablar ya yo estaba embarazada de su hermano Carlos Eduardo, y tras él llegaron otros tres hermanos mas, así que para cuando Jessica contaba con 7 años ya tenía cuatro hermanitos uno tras de otro, como saben eramos muy pobres y ella en esos siete años sólo vio nacer hermanos, yo trataba que todos tuvieran su vida de niños lo mas normal posible, que disfrutaran todo aquello que dentro de nuestras carencias podíamos darles, que en realidad era muy poco.

Por eso le permití a mi madre hasta cierto punto que la tuviese con ella, sin embargo con el tiempo llegaron diferencias porque ya no me gustaba tanto que mi madre tomara decisiones con respecto a la niña sin notificarme, su papá también estaba inconforme con ello, así que poco a poco fui trayéndola hacia mi, a ella no le gustaba mucho porque estaba acostumbrada a que su abuela le diera todo, como pude le fui enseñando que yo era su mamá y así tuviera muy poco o nada ella debía estar conmigo. Por supuesto mi mamá ya no le daba tanto como antes, quizá era una forma de presionarme, pero no cedí. Cuando íbamos a mudarnos a Santa Ana me pidió una y otra vez que le dejara la niña, pero no podía hacer semejante cosa, le dije, si voy a vivir debajo de un puente mis hijos estarán conmigo, si voy a comer pan con mantequilla comerán eso conmigo, pero no voy a separarme de ninguno de ellos.

Nos fuimos y mi niña empezó a sentir los embates de nuestra pobreza, desde los 7 años y hasta después de los 12 pocas veces tuvo linda ropa, lindos zapatos, lindas muñecas, se me partía el alma cuando ella miraba asombrada la ropa de otras niñas, tampoco había mucho que lucir, porque el poco tiempo que tenía fuera del colegio lo usaba para ayudarme a mi con sus hermanos, yo sólo la tenía a ella, me apoyaba en ella todo el tiempo, aunque yo trabajaba por épocas y siempre había alguien que los cuidaba, ella se sentía y se siente hasta el día de hoy con la responsabilidad de velar por ellos.

Como les he contado mi vida no fue precisamente perfecta o no todo lo perfecta que yo hubiese querido, así que las vicisitudes por las que me tocó pasar me forjaron un carácter inquebrantable; para criar a mis cinco hijos y no morir en el intento tuve que establecer normas para todo, para levantarse, comer, lavar platos, limpieza de casa, colegio, tareas, juegos, distracción, hora de dormir, mas recientemente horas de conexión a internet, salidas de paseo, en fin de todo... mi casa fue y es el pequeño cuartel que me inventé para que nada se saliera de mi control.

Después de mi, la segunda al mando siempre ha sido ella, así que soy la culpable de haberla responsabilizado de sus hermanos siempre que yo estuviera ausente, de haberla hecho cargo que todo se cumpliera y se mantuviera bajo las normas de casa, eso hizo de mi hija una niña extrema en el orden, en el cumplimiento de normas, pero no le enseñé que se podía ser flexible en algunas ocasiones, no le enseñé que nadie es perfecto, que todos nos equivocamos, que el mundo no puede ser como nosotros queremos que sea, y no se lo enseñé porque yo tampoco lo sabía, esa es una lección que nos ha costado lágrimas y sangre aprender tanto a ella como a mi..... 

En el fondo mi hija no sólo se siente responsable de sus hermanos, también se siente responsable por mi, la separación de su padre nos afectó a todos, de una u otra forma, en medidas diferentes, pero nos afectó a todos, yo sentí cadenas quebradas que ya no volverían a atarme, vi por fin escaleras en las que yo iba de subida no en bajada, vi oportunidades, posibilidades, vi crecimiento y la oportunidad de conocer gente diferente, gente de otro nivel, aprender cosas nuevas, estudiar y por qué no... enamorarme nuevamente.

Ella también vio libertad, nunca la vi llorar por la partida de su papá, porque le hiciera falta, creo que en su mundo sólo cabíamos sus hermanos y yo, todo lo demás no le importaba, pero también vio mi libertad y eso para ella ha sido algo que hasta hoy no ha aprendido a manejar. Sin embargo, confío en Dios, su tiempo es perfecto, todo lo que sucede forma parte del plan que tiene para mi, que no dudo ni por un momento que sea muy bueno.

La adolescencia de mi hija es uno de los sucesos que marcó mi vida, yo estaba muy joven, recién separada cuando empezaron los síntomas de adolescencia en ella, otra experiencia desconocida, me encontraba perdida, pero aprendí mucho, Dios cuanto aprendí, toda esa rebeldía, esa necesidad de ser el centro de atención, ese llevar la contraria por todo, en fin todo lo que comúnmente hace un adolescente me hacía pensar que me habían cambiado a mi hija, era muy difícil de aceptar y manejar, pero las dos aprendimos y con el tiempo ella se calmó un poco, a mi me quedó la experiencia para tolerar y manejar esta situación con mis otros cuatro hijos que ya estaban entrando también en esa etapa tan dura tanto para ellos como para mi.

Mi hija siempre fue una niña dedicada en todo lo que hacía, siempre traté de orientarla y apoyarla, ella estudiaba con la ilusión de tener un trabajo para ayudarme, se esforzaba en sus responsabilidades incluyendo la casa, siempre permaneció vigilante para que nada se saliera de la norma, vigilaba todos y cada uno de los pasos de sus hermanos, cosa que ahora entiendo fue un peso demasiado grande para ella.... cuando era niña pasábamos mucho tiempo juntas, yo no trabajaba por lo tanto podía dedicarle bastante tiempo, siempre en todas las cosas de la casa estábamos juntas, creció siendo mi amiga mas que mi hija, finalmente yo sólo le llevo 17 años.

En realidad yo trataba de dedicarle el mismo tiempo a todos, no considero que haya tenido algún predilecto entre mis hijos, cada uno tenía necesidades específicas que yo trataba de cubrir, pero ella siempre fue tan madura, tan inteligente, tan proactiva, que no dude ni por un momento apoyarme en ella para todo, sé que fue muy injusto de mi parte, pero ya yo no tenía amigos, me había alejado de mi familia, la familia de mi esposo me hacía la vida cuadritos, sólo me quedaba ella, sin darme cuenta también la hice sentirse responsable de mi.

Ella seguía creciendo dejaba atrás mi forma de ver las cosas y empezaba a verlas desde su punto de vista, por supuesto encontró muchos puntos de diferencia conmigo, algo que es super normal, pero esas diferencias no las aceptaba y quizá mi falta de tiempo, la entrega a mi trabajo, a mis estudios, a mis propios logros, permitieron que sus inconformidades se acumularan, no se hablaran y se convirtieran en frustraciones que fueron socavando su respeto a las normas.

Para ese entonces ya tenía 19 años, estaba en la Universidad estudiando la carrera que yo le había sugerido, trabajaba en un empleo que yo le había conseguido, y andaba buscando la forma de revelarse ante tanto control y ante todas aquellas diferencias de las que me acusaba..... la cuerda cedió, y ella estaba dispuesta a hacerme entender que tenía una vida propia que yo no podía controlar, sin darme cuenta mi hija salió de mi control, llegaba muy tarde, no me decía donde iba a estar ni con quien, se enfurecía cuando le llamaba la atención, inevitablemente el enfrentamiento llegó tomado de la mano con decisiones, no aceptaba que yo pretendiera controlarla, exigía libertad porque ya era mayor de edad, y yo madre empedernida controladora y posesiva hasta los tuétanos tampoco traté de entenderla ni di mi brazo a torcer, así que decidió irse de casa, vivió unos meses con su tía, Yo pasé tiempo sin saber de ella, tampoco buscaba de saber, ella necesitaba tiempo y espacio y yo también.

Sin embargo, una unión tan fuerte y arrolladora como la nuestra no iba a ser fácil de desatar, aunque las dos tenemos un carácter inquebrantable e insoportable y ninguna de las dos aceptaba que necesitaba a la otra, que estamos demasiado compenetradas una a la otra para prolongar aquella separación por mucho tiempo, finalmente venció el corazón, y volvimos a intentarlo...

Ella se había separado del único novio que le había conocido y había empezado a salir con otro que yo no conocía y me había negado a conocer entrincherada en la posición que por ser madre siempre tengo la razón, pero con la vuelta de mi hija a casa, entendí que habían cosas que tenía que aceptar, que ella tenía el derecho de decidir su vida con quien quisiera, yo sólo necesitaba que ella fuera feliz, que se sintiera bien con esa persona, por lo tanto me di la oportunidad de conocerlo y le dí la oportunidad de dejarse conocer. Aquella aceptación de noviazgo sin darme cuenta se convirtió en aceptación de convivencia, él pasó a formar parte de mi familia, un día mi hija ya estaba embarazada, casada y yo que sólo quería que ella tuviese su propia vida y dejara de sentirse responsable de nosotros la deje decidir que hacer y como hacerlo....

Mi hija, adulta, casada, madre, con un empleo, cursando su carrera universitaria, un día ríe, un día llora, un día grita, y muchos días dice amarme,

Por lo demás sigue siendo mi hija adorada y lo será siempre....ella para mi y yo para ella, sé que siempre que la necesite estará conmigo......

Te amo hija

lunes, 14 de noviembre de 2011

Los frutos de mi vientre

Son cinco...


Como les he contado mi vientre dio cinco frutos, completos, hermosos, sanos, motivo de mi existencia, razón de mi vida, de mis luchas, de mis esfuerzos, de mis sacrificios, de mis risas, de mis alegrías..... pero también de mi llanto y algunas tristezas.

Cinco hijos..... cada uno se lleva de diferencia de año y medio a dos años, como decimos en Vzla, uno detrás de otro en fila india!

Todos compañeros, solidarios, amigos, un día peleaban al otro estaban durmiendo juntos, se inventaban días de camping dentro de la casa, carros de paseo, noche de brujas y pare de contar todo lo que se les viniera a la cabeza era bueno para jugar y pasar el día cuando no estaban en el colegio.

La infancia de mis hijos se dividió en varias etapas, cada una con su magia particular, cuando se es niño, vivir en estados diferentes del país, en casas distintas, con familiares diferentes, todo se vuelve una aventura, y ellos la disfrutaron y la sufrieron cada uno a su manera.

Pasamos de vivir en un barrio en Caracas, para vivir en las hermosas montañas andinas, luego del frío andino pasamos al calor infernal del Oriente venezolano bien adentrado en el campo, volvimos a Caracas después de unos meses nuevamente a casa de mi madre, luego logramos alquilar un apartamento, después al fin compramos el nuestro, cinco años después lo vendí y compré otro, en fin... mis hijos han vivido en muchos sitios y de todos tienen un recuerdo bueno o no tan bueno, pero cada lugar fue una experiencia y cada experiencia marcó sus vidas.

Con todo lo bueno, lo malo, las carencias y aún con el planeta en pelea constante con nosotros, éramos felices, me atrevería a asegurar que fuimos mas felices cuando no teníamos nada, que cuando empezamos a tener un poquito mas. Toda la adversidad y los problemas por los que pasamos afectaron mucho mas a mis dos hijos mayores que a los tres menores, Jessica Karina y Carlos Eduardo, sufrieron mucho de lo que yo padecí mientras sus hermanitos jugaban y sonreían.

Ellos eran los mas grandes, mis compañeros, en los que confiaba, en los que me apoyaba, para mi era casi imposible poder ocultarles cualquier situación, lo veían en mis ojos, sabían cuando las cosas no iban bien que era casi siempre, pero no me fallaron nunca, en esa época de carencias y tristezas ellos siempre fueron mi apoyo, pero eso los hizo madurar muy temprano, su niñez se fue muy pronto casi ni me di cuenta, eran ellos los que me ayudaban en todo, incluso a cuidar de sus hermanitos, yo sólo trabajé por temporadas mientras ellos eran niños, pero la tarea en la casa con ellos cinco pequeños era titánica, tenáz... me acostaba super agotada aún con la ayuda de ellos dos.

Las épocas en las que trabajaba siempre tuve a alguien que los cuidaba, pero me duraban muy poco, nadie los aguantaba por mucho tiempo, entonces era una razón para que su padre me obligara a estar en casa con ellos. Así que Rauvy José, Raúl y Claudia tuvieron una niñez mas feliz gracias a sus dos hermanos mayores, que se sacrificaban para que ellos padecieran menos de lo que ellos habían padecido.... y crecieron se empezaron a hacer adolescentes.... y con la adolescencia de cada uno llegaron mis angustias y mis lágrimas.... aquellas que pensé se habían quedado atrás.

A continuación extraje parte de un poema que me arranca las lágrimas mas amargas, pero también me recuerda que cada quien tiene derecho a escoger su vida, que no puedes presionar a un hijo a obedecerte y hacer las cosas como esperas, cada quien tiene derecho a tener sus propias experiencias, a equivocarse, a acertar, a reconocer y a volver.... esa es la vida, así es la vida, y tengo que dejar que ellos la vivan cada uno a su manera.

¿Que no me meta en tu vida?
Empezaste a caminar; yo no sé cuando he tenido que estar más detrás de “ti”, si cuando empezaste a caminar o cuando creíste que ya sabías.
Ya no podía sentarme tranquila a leer o a ver una película favorita, o simplemente a descansar porque para cuando acordaba, te perdías de mi vista y tenía que salir tras de ti para evitar que te lastimaras.

¿Que no me meta en tu vida? Ya no querías llegar temprano a casa, te molestabas si te marcaba reglas, no podía hacer comentarios acerca de tus amigos sin que te volvieras contra mía como si los conocieras a ellos de toda la vida y yo fuera una perfecta “desconocida” para ti.

¿Que no me meta en tu vida? Cada vez sé menos de ti por ti mismo, sé mas por lo que oigo de los demás; ya casi no quieres hablar conmigo, dices que nada más te estoy regañando, y todo lo que yo hago está mal o es razón para que te burles de mí, pregunto: ¿con esos defectos te he podido dar lo que hasta ahora tienes?.

¿Que no me meta en tu vida? Ya casi no hablamos, no me cuentas tus cosas, te aburre hablar conmigo, dices no entiendo el mundo de hoy. Ahora sólo me buscas cuando hay que pagar algo o necesitas dinero para la universidad, o para salir; o peor aún, te busco yo cuando tengo que llamarte la atención.
¿Que no me meta en tu vida? Hijo, yo no me meto en tu vida, tu te has metido en la mía, y te aseguro que desde el primer día, hasta el día de hoy, no me he arrepentido de que te hayas metido en ella, y de que le hayas cambiado para siempre.

Mientras esté viva, me meteré en tu vida, así como te metiste en la mía; para ayudarte, para formarte, para amarte y para hacer de ti un hombre o una mujer de bien.

jueves, 21 de julio de 2011

MADUREZ DE ALMA, CONCIENCIA Y CORAZÓN... “40 AÑOS NO SON NADA”

 Cuando miro atrás, reflexiono sobre lo que he vivido, lo que he alcanzado, mi corazón se hincha de orgullo y pienso en lo que me falta por vivir y alcanzar.

Antes era muy usada la frase “20 años no son nada”, a mi me gusta mucho mas “40 años no son nada” creo que estoy en la plenitud de mi vida, creo que tengo todas las habilidades y facultades para alcanzar lo que me proponga, ya no soy la tímida chica que vio crecer su vientre en cinco oportunidades, ya no soy la mujer esperanzada que asumió quedarse sola con sus hijos, ya no soy el espectante ser humano que pedía por una oportunidad para levantarse, no.... ahora soy una luchadora incansable, una buscadora de oportunidades, una Mujer en toda la extensión de la palabra, ya no vivo de mis sueños, hago mis sueños realidad!!

Dios, el supremo creador de todas las cosas, ha estado conmigo en cada día de mi vida, en cada instante de frío y en cada glorioso momento en que la brisa acarició mi rostro dándome alegría, cada cosa que he vivido ha dejado una lección, un aprendizaje, nada ha sido en vano, todo ha tenido su razón de ser y hoy con 40 años siento que estoy en el mejor momento de mi vida, donde ya no hay temores, donde tomo las experiencias pasadas y me hago grande en cada paso que doy, ahora es que empieza el camino, ahora es que dejo atrás las verdes para empezar a sacar provecho de las maduras, ahora es que tengo vida, no me siento para nada agotada, no siento la necesidad de retirarme a ver amaneceres y atardeceres, aún no, aún me falta mucho por vivir!!

Haber escrito en una primera fase mi blog, “Tanto que Agradecer” me llena de satisfacciones, aunque no fue contar al detalle, escribí lo más importante, lo mas relevante, los sucesos específicos que me fueron moldeando y cambiando hasta la persona que soy hoy día.

Queda mucho por contar, queda mucho por detallar, sigo escribiendo hechos de mi vida y asociándolos a mi presente, después de relatar mi crecimiento espiritual, profesional y humano, quiero hablar un poco de cada uno de mis hijos, y como todos esos sucesos de mi vida que también son los sucesos en la vida de ellos, los han hecho ser como son hoy, todos con defectos y virtudes, con fortalezas y debilidades, con atinos y desatinos, con llantos y sonrisas, con satisfacciones y decepciones, así son mis hijos, seres humanos llenos de valor, cada uno una historia para contar, en orden cronológico se los nombro con las edades que tienen actualmente, que es el mismo orden con el que empezaré a escribir mi nuevo blog “Frutos de mi Vientre”.

Jessica Karina 23, Carlos Eduardo 21, Rauvy José 20, Raúl Antonio 18, Claudia Génesis 17.

Hasta pronto..... y gracias por seguir allí!








domingo, 26 de junio de 2011

“Una persona no puede bañarse en el mismo río dos veces porque, el agua con que se baña la primera vez no será la misma cuando lo haga por segunda vez, ya que todo está en contínuo movimiento y cambio, entonces cuando descendí al río por segunda vez, ni yo ni el río éramos los mismos”

Sabía que no iba a resultar, por mas que prometiera que iba  a ser otro, por mas que llorara, por mas que se esforzara no iba a resultar, aún así decidí intentarlo una vez mas....

Buscamos una casita alquilada en un barrio de Caracas, y empezamos otra vez, aproveché para buscar cupo a los niños en un colegio, para que no perdieran el año escolar siguiente, trabajé un tiempo mas en el instituto de belleza y los fines de semana en el negocio de mi mamá, mientras tanto Raúl buscaba trabajo, para que yo me quedara con los niños, cuando empezó a insistir con eso de nuevo, le recordaba sus promesas y se tranquilizaba.

En el fondo él estaba luchando en contra de su voluntad y de su instinto por cumplir sus promesas, y eso lo llenaba de ansiedades, sufría, intentaba disimularlo pero yo lo conocía muy bien...

Mi hermana lo ayudó a conseguir trabajo en una empresa de seguridad, eso me calmó, estar con la mente ocupada quizá lo ayudaría a relajarse,  pensaba mas en los niños que en mi, ya no soportaba que ellos siguieran viendo situaciones difíciles entre su papá y yo, eso me angustiaba mucho.

Cumplió su promesa de dejarme dormir con las niñas los primeros meses, le costaba mucho pero lo aceptaba, al paso del tiempo empezó a tomar alcohol de nuevo, y al romper con esa promesa fue cuestión de tiempo para romper con todas.
Las decisiones o indecisiones del ayer nos retienen, nos llevan a aguantar maltratos y situaciones de profundo dolor.
Primero decía que no era mucho, que sólo había sido un trago, trataba de presionarme pero no insistía mucho, cuando lo rechazaba me dejaba en paz, los días siguieron pasando y él seguía en su calvario, luchando en contra de su naturaleza.

La inconformidad en sus ojos me decía que estaba muy cerca la hora de entender de una vez que aquel matrimonio estaba desecho, me sentía en una trampa en la que caí por mi propia voluntad y que estaba dispuesta a soportar por mis hijos.... pero esa idea empezó a chocar en mi cerebro  "¿por mis hijos?  ¿Y Yo? ¿Seguiré en este círculo sin importarme, sin pensar ni recordar mis sueños de una vida sin carencias y en paz?"

Detrás de un perdón, viene otro, y otro, ya lo había experimentado otras veces creyendo en sus promesas de cambio, pero ya nada era igual, ya él no tenía disposición para mantener sus promesas y yo ya no tenía paciencia para esperar que las cumpliera.

Y entonces ¿para qué seguir apostando a una relación que ya no tenía razón de ser?  y mi respuesta por mas que le daba vueltas terminaba siempre en el mismo lugar, los hijos... por los hijos, aunque ya no lo ame, aunque la vida a su lado sea insoportable, por los hijos debo tolerarlo, todos nos equivocamos, pero la gente puede cambiar, él dice que nos quiere, que va a cambiar.... sin embargo esa teoría se derrumbaba cada noche cuando llegaba borracho, cada vez que me decía que yo no debía trabajar, cada vez que mis hijos necesitaban algo y yo no tenía con que comprarlo.

Nuestra relación de pareja empezó a morir desde el mismo momento que empecé a sentirme presa de sus razones y su egoísmo, con el paso de los años la vida nos puso mas y mas situaciones para probar la fuerza de nuestros sentimientos y todas las reprobamos, cada uno creía tener razones para seguir al lado del otro, él con la certeza que nos amaba y no quería vivir sin nosotros y yo con la firme creencia que era lo mejor para mis hijos... sin embargo, los dos estábamos en una situación tan insoportable, que la vida se convirtió en una verdadera tortura para ambos.

Gracias a Dios llegó a mi vida la oportunidad que siempre había esperado, entrar a trabajar en una empresa estable y obtener con mi trabajo la seguridad y la tranquilidad para mis hijos, agradezco profundamente a las personas que me dieron esa oportunidad, pero mas agradezco a Dios haberme dado la fuerza, la entereza y la disciplina para prepararme, esforzarme y salir adelante, de no haber sido así mi sueño hubiese durado lo que dura el alpiste en el pico de un pájaro.
Hay que saber cuándo una etapa llega a su fin. Todo pasa, y lo mejor que podemos hacer es no volver a ello.
Mi vida empezó nuevamente a girar, llegaron a mi nuevamente las esperanzas, el ímpetu de algo diferente, las ganas de seguir adelante y ya no estaba dispuesta a permitir que me lo arrebataran.

No había nada mas que hacer, él volvió a ver en mis ojos aires de libertad, quizá conservaba la esperanza de volverme a encerrar de alguna manera, pero como lo dije hace varios post, la Violeta Aguilera que él había conocido y manipulado por muchos años ya no existía, dentro de mi existía una mujer con la mirada altiva, dispuesta a demostrar que podía tener una vida  diferente para mis hijos y para mi, y si él definitivamente no lo aceptaba debía irse.

Eso no hizo falta que yo se lo dijera, él me conocía mejor que nadie, lo sentía, podía verlo en mis ojos, fue cuestión de días para que decidiera irse, no sin antes lanzar sus últimas brazadas de ahogado, "no vas a poder sola con cinco hijos, vas a buscarme para que vuelva contigo, te voy a ver arrastrándote pidiendo mi perdón, yo sé que vas a buscarme". No respondí, recogió sus cosas y se fue...


Para los niños no fue ninguna sorpresa, ellos también se sentían mas tranquilos y me daban ánimos para no decaer, pensaba quedarme un poco mas en aquella casa alquilada, mientras pudiera reunir para alquilar un apartamento en un lugar mas seguro para nosotros, sin embargo, no pudo ser, tuvimos que salir de esa casa la semana siguiente, porque Raúl antes de irse le había pedido a los dueños de la casa el depósito que entregó por el alquiler, les dijo que nos íbamos a otra parte, que él se iba adelante y nosotros la semana siguiente.

No puedo precisar lo que sentí en aquel momento, indignación,  rabia, asco, no lo sé, no sé como explicar que un hombre pueda dejarse dominar por su egoísmo, sus celos, su inconsciencia, al punto de dejar a sus hijos en la calle, con tal de verme doblegada, derrumbada y buscando su ayuda de nuevo. Entendí entonces el motivo de sus palabras, estaba seguro que yo lo buscaría al menos para reclamarle, controlé mi rabia y mis lágrimas, juré que nunca mas, por ningún motivo volvería a mirar la cara de aquel hombre, jamás le iba a perdonar que su amor enfermizo y destructivo hacia mi fuera mas fuerte que el amor a sus hijos, jamás iba a perdonarle que nos dejara en la calle.

Acepté la semana de plazo que me dieron,  hablé con mi mamá de nuevo, no era lo que quería pero era mi única opción, le pedí a mi hermano que me guardara las pocas cosas que habíamos logrado comprar en la casa donde él vivía, recogí a mis muchachos y llegué donde mi madre de nuevo.

Gracias a Dios toda aquella vorágine en mi vida no me avasalló, cada día me levanté con la firme convicción que no iba a estar mucho tiempo en casa de mi madre, tenía que ahorrar todo lo que pudiera, para irnos, llegaba a mi trabajo todos los días como un libro con las hojas blancas dispuesta a escribir, a aprender todo lo que pudiera, llegaba muy temprano me quedaba siempre después de la hora de salida, revisando, buscando, aprendiendo, todo era nuevo para mi, no sabía utilizar la computadora, todos los programas me confundían, pasaba horas para cumplir una tarea, pero me esforzaba y me esforzaba y lo conseguía. 

Estaba nuevamente viviendo arrimada en casa de mi madre, si es verdad, pero ya nada era igual, ya yo no pertenecía a aquel lugar, ya mi vida tenía un objetivo, ya mi mente y mis fuerzas estaban encaminadas a un destino diferente, y nada ni nadie me iba a apartar de mi objetivo.

No volví a hablar con Raúl, supe que estuvo en un sitio o en otro, porque siempre hay gente que disfruta de alguna forma en creer que hace daño a los demás, yo siempre estuve con mi frente en alto,  nunca permití que nadie me viera caer, en mis peores momentos, era cuando mas segura me veían, y así seguramente se lo hicieron saber, porque llegó el día que nunca mas volví a saber de él.

Mi vida se enrumbó, trabajo, esfuerzos, dedicación empezaron a dar frutos, poco a poco fuimos consiguiendo y disfrutando muchas de las cosas que habíamos anhelado, la principal era paz, tranquilidad, crear nuestro pequeño mundo, logré en menos de un año alquilar un apartamento, no teníamos nada, volví a buscar las cosas que  había dejado donde mi hermano, pero no quedaba nada, todo nos lo habían quitado, los niños casi lloran cuando encontraron sus juguetes en manos de otros, pero no permití que eso nos desanimara, les dije que iban a tener el doble de juguetes, y el doble de todo lo que habíamos perdido, así nos mudamos sin nada, dormimos en colchones en el piso, un televisor viejo  y muchas ganas de seguir adelante, nada nos desanimó, el futuro nos sonreía después de mucho tiempo.
Somos libres para elegir el tipo de pareja que deseamos tener, y si esta no nos hace felices podemos dejar todo y recomenzar una nueva vida.
No hay por qué dejar de lado nuestras expectativas, ilusiones, deseos y sueños por intentar sostener una situación que a las claras resulta insostenible, salvo que comprometamos nuestra integridad emocional, nuestra salud, el justo respeto que nos merecemos como seres valiosos que somos y el derecho legítimo a ser plenamente felices.
 El límite de lo negociable es la dignidad personal; es decir, la opción de ser valorado, honrado y respetado!!
Gracias por leer mi blog, hasta el próximo post!









sábado, 4 de junio de 2011

La gente no tiene idea de hasta qué punto es arrastrada por el miedo. Este miedo no es fácilmente definible. Hay momentos en que este miedo se vuelve casi una obsesión...

Aquellos meses en la finca fueron duros pero aleccionadores, la libertad es uno de los tesoros mas grandes que tiene el ser humano, y el miedo es un enemigo peligroso, porque se disfraza de muchos sentimientos y te lleva por la senda equivocada, por miedo, llegas a renunciar a tus derechos, a tu dignidad, a tu libertad.

En esos días mis miedos apostaban por invadirme nuevamente, y debía afrontarlos, no tenia otra opción, estaba camino a Caracas con los niños,  aquí me esperaba el desconcierto, ¿Qué hacer ahora? lo menos que  pensé fue volver a Santa Ana, definitivamente ya no quería saber nada de aquel pueblo, pero vivir en casa de mi madre, no era precisamente una idea que me causara alegría, parece paradójico había salido de aquel encierro, podía respirar sin angustia, pero ¿y ahora qué?

Mi madre se quedó sola con nosotros muy joven, y sin ninguna posibilidad de estudios ni preparación le tocó salir a la calle a trabajar para mantenernos, las formas que encontró para ganarse la vida eran muy duras, requerían mucho esfuerzo físico, debía levantarse de madrugada, trabajar hasta las 11 de la mañana luego llegar a casa medio descansar ,para salir a trabajar también en las tardes, hacía de todo, vendía comida, limpiaba casas, planchaba ropa, en fin nos levantó con lo único que sabe hacer, cocinar y limpiar, pero adicional al trabajo duro también tuvo la frustración del abandono, que nunca lo pudo superar a pesar de su fuerte coraza, la separación de mi padre marcó su vida para siempre y  esa frustración la pagamos sus hijos.

Hoy puedo entender perfectamente su desapego y falta de cariño para conmigo, pero en los años de mi niñez y adolescencia me parecía la madre mas dura e insensible que podía existir, después pude entenderla a pesar que se formó una coraza de hierro para no mostrar sus sentimientos, para no mostrar debilidad, sin darse cuenta se colaban algunos actos de bondad, sin embargo, su actitud siempre reprochándome me desalentaba, sabía que eso me esperaba en Caracas.

Al llegar a casa de mi madre se sorprendió, y antes que me preguntara nada o me reprochara los tres meses sin saber donde andaba, me eché a llorar y no dejaba de repetirle, "me voy a divorciar, me voy a divorciar, no sabes todo lo que me ha pasado, todo lo que Raúl nos  ha hecho pasar estos tres meses, no quiero saber nada de él"

Al verme así sólo me dijo "Si te quieres divorciar, es tu problema".....

Lo primero que hice fue abrazar a mi niña que tenía tres meses sin verla, después de descansar  fuí al banco a revisar con cuanto dinero contaba, retirar para comprar comida y algunas cosas para los niños, si hay algo que mi madre no tolera bajo ninguna circunstancia, es que pretendan vivir de ella, mientras resolvía qué hacer, tenía que aportar a la casa.

Empezó nuevamente la agonía de buscar quién cuidara los niños, al menos los pequeños, para poder buscar trabajo, pero no conseguía, mientras no contara con alguien estaba amarrada en la casa, hasta que encontré una solución, un hogar de cuidados para niños subsidiado por el gobierno, gracias a Dios estaba muy cerca de la casa, fui a ver cómo era el proceso para inscribirlos, esperé unos días mientras me daban los tres cupos, allí logré que cuidaran a Rauvy, Raúl y a Claudia desde la mañana hasta las 4:00 pm, Jessica en el colegio y Carlos ya estaba mas grande se podía quedar en la casa con mis hermanos o a veces se iba al trabajo con mi mamá.

 "Hay que luchar por los sueños, pero hay que saber también que, cuando ciertos caminos resultan imposibles, es mejor conservar las energías para recorrer otros caminos"

Después de un mes de haber llegado a Caracas, al fin contaba con tiempo para buscar trabajo, durante ese mes evalué varias posibilidades, si de algo estaba segura es que no iba a volver a Santa Ana,  llamé allá  para saber por todas mis cosas que habían quedado en el pueblo, los dueños de la casa me dijeron que Raúl les había dado permiso para sacar todo, vender lo que quisieran y el resto lo regalaran, así que tampoco tenía nada ni para empezar de nuevo, Guadalupe no era mi opción, ese sería el primer lugar donde Raúl me buscaría si no estaba en casa de mi madre, aunque mi familia no era precisamente el dulce hogar, de alguna manera me sentía acompañada, al menos sabía que delante de ellos no iba a hacerme daño, en ese tiempo no supe nada de él y ya mi madre empezaba a exigir que buscara que hacer, así que ya era hora de salir a la calle.

Caracas, una selva de cemento, en la que no vivía desde cinco años atrás, se me iban los días, asistiendo a entrevistas de trabajo, buscaba las que más se ajustaban a mi, que no eran muchas, porque no contaba con estudios, ni experiencia laboral en empresas, sólo tenía mis conocimientos de ventas y mis ganas de seguir andando.. Empecé con contratos en ventas, vendí de todo, baterías de cocina, libros, seguros de prevención, en fin, caí en todas las ofertas de trabajo que prometían rápidos ingresos sin mucha experiencia, creo que la mayoría de los caraqueños hemos pasado por eso, pequeñas oportunidades de uno o dos meses máximo que me permitían conseguir algo de dinero y lo mas importante sentirme ocupada, útil, estando en la casa con la mente ociosa sólo conseguía desesperar con la ansiedad.


Así pasaron los meses, trabajé en una y otra cosa, la situación no estaba nada fácil, para una mujer sola con cinco hijos no hay muchas oportunidades, pero yo había aprendido  a hacer que las cosas pasaran, el tiempo en Guadalupe y en la finca, me habían enseñado a luchar en contra de mis miedos, en no permitir que me avasallaran, sabía que nada me iba a caer del cielo, sabía que en esta ciudad sólo sobrevive el mas fuerte, nunca perdí la confianza en Dios, no me acostaba una noche sin pedirle guía, protección y ayuda, cada día volvía a la calle buscando una oportunidad.
Acepta los riesgos, toda la vida no es sino una oportunidad. El que llega más lejos es, generalmente, el que quiere y se atreve a hacerlo.
Seguí trabajando en lo que encontraba, y no paraba de buscar una mejor oportunidad, conseguí trabajo en una academia de estética, donde se hacen cursos y talleres para terapias de belleza, era  asistente de la administradora, inscribía las alumnas, vigilaba los horarios de clase, junto con otra compañera cobrábamos las mensualidades, pagábamos insumos, material, profesores, buscábamos las pasantías de las chicas en fin atendíamos toda el área administrativa, bajo la supervisión del dueño del instituto.

Allí trabajé algunos meses, aunque el dueño era un tirano y el sueldo era una miseria,  era lo mas estable que había conseguido, tenía que trabajar desde las 7:00 am hasta las 7:00 pm, en días de inscripción y de  cobro no terminábamos hasta las 9:00 pm; el dueño era un explotador, no por el trabajo, sino por la miseria que pagaba, aprovechándose de la necesidad de las personas que trabajábamos allí; cuando llegaba a la casa ya mi niña había buscado a sus hermanitos y me esperaban, pero casi todas las noches encontraba un problema diferente, que los niños rompieron algo, que ensuciaron, que algo dañaron, mi madre me reprochaba decía que tenía que buscar un trabajo que me permitiera estar en casa cuando ellos llegaran, que allí nadie estaba dispuesto a ayudarme, empezaron a objetar nuestra estadía allí, así que tenía que buscar donde irme.

 Sólo son niños.....  tienen poca experiencia o madurez simplemente se comportan como niños.

Los días seguían pasando, continuaba trabajando en la academia, pero la situación en casa de mi familia era cada vez mas difícil  de soportar, lo que ganaba no me permitía ahorrar nada, continué tolerando aquella situación donde ni los niños ni yo la estábamos pasando bien, pero era la única opción que tenía en ese momento. No resultaba nada fácil controlar y mantener encerrados cinco niños, yo les pedía que se portaran bien, que se quedaran en el cuarto hasta que yo llegara, pero eso era imposible, eran niños, ellos no entendían que podían molestar en casa de su abuela,  la situación fue de mal en peor....

Si quería mejorar y salir adelante necesitaba armarme de paciencia, prepararme para soportar contratiempos sin caer en la amargura, era muy importante vivir cada día, uno a uno, porque cada día tenía una carga diferente, no iba a ganar nada con desesperarme en conseguir una solución inmediata.
Por la paciencia el hombre se hace dueño de sí mismo, aprende a robustecerse en medio de las adversidades. La paciencia otorga paz y serenidad interior. Hace al hombre capaz de ver la realidad con visión de futuro, sin quedarse enredado en lo inmediato.

Raúl tenía una forma peculiar de llamarme para que abriera la puerta en casa de mi mamá desde que éramos novios, ya que es una casa de dos plantas y un patio largo donde está la puerta principal, las habitaciones están en la planta de arriba, es muy difícil que sólo llamando  te escuchen por mas que grites, mi madre alguna vez colocó un timbre, pero no duraba nada, porque los muchachos del barrio lo agarraban de juego. Entonces Raúl silbaba, si, un silbido fuerte y agudo que yo conocía en cualquier lugar.

Habían pasado unos seis meses desde que salimos de la finca,  no estábamos muy a gusto en casa de mi madre, pero aún no encontraba la forma de irme; una madrugada me despertó aquel silbido que conocía muy bien, no lo podía creer, me quedé en la cama pensando que quizá estaba imaginándolo pero no, estaba bien despierta, y el silbido era claro y fuerte tanto que taladró mi mente, mis pensamientos, por largo rato no reaccioné, no podía levantarme para abrir la puerta, mi mamá que siempre estaba despierta temprano, lo escuchó y bajó a abrirle, cuando lo escuché preguntar por nosotros me levanté y bajé.... ahí estaba nuevamente mi karma, parado frente a mi, como el mas inocente de los hombres, como si nada hubiera pasado.

Había tanto odio en mi corazón, lo veía y para mi era el culpable de todo lo que nos pasaba, si él hubiera sido un buen esposo, un buen padre, si hubiera buscado la forma de darnos lo que necesitábamos, si su machismo y egoísmo no hubiera estado por encima de las necesidades de su familia, nada de lo que habíamos vivido todos esos años habría pasado. Grité, insulté, reproché, todas y cada una de las cosas que me había hecho, le dije que no lo perdonaba y que se fuera, que con nosotros no iba a vivir mas, que nos dejara en paz.

Él sólo escuchaba y lloraba, no negó nada de lo que yo decía, lloraba y pedía perdón, se arrodilló y juró que nunca mas nos iba hacer sufrir, que no podía vivir sin nosotros, y mil cosas mas, yo no quise saber nada mas y lo saqué de la casa, otra vez  los miedos volvieron a mi, quería irme donde no me encontrara, pero ¿cómo? no podía seguir con los niños para acá y para allá, ellos necesitaban tranquilidad, sabía que en casa de mi mamá no la teníamos, pero tampoco íbamos a estar mejor, en lugares desconocidos y peligrosos, una vez mas debía calmarme, pensar y tratar de ahorrar para tener como irnos.

Raúl se fue a casa de familiares que vivían cerca, y yo seguía trabajando, por supuesto no dejó de insistir, se aprovechaba cuando yo no estaba para ver a los niños y hacerse la víctima, los niños sabían que él no se había portado bien con nosotros, pero no puedes pedirle a un hijo que guarde rencor a su padre,  yo nunca tomé esa posición, lo que ellos sabían era porque se daban cuenta, yo nunca los puse en contra de su papá, empezó a meterse poco a poco, hasta que los niños empezaron a pedir que lo perdonara, que le diera otra oportunidad, que había prometido cambiar, y pare de contar, hizo un trabajo de hormiguita, sin darme cuenta me estaba manipulando de nuevo, pedía y pedía, mi madre lo segundaba e insistía con que yo no podía sola con los cinco niños, que le diera una oportunidad, en fin me sentía bombardeada por todas partes  la situación donde mi mamá era cada vez peor, tuve que irme del trabajo que tenía porque aquello era una esclavitud que además me obligaba a dejar mucho tiempo a los niños, me tocó de nuevo pensar por ellos.

¿Tenía yo el derecho de someterlos a tanta adversidad, si su padre decía haber aprendido la lección, si aceptaba haberse dejado llevar por su familia, por el machismo y por los celos? ¿Tenía yo el derecho de negarle a él y a los niños estar juntos? Nuevamente las dudas se instalaron en mi, finalmente lo que nos había separado era su inmadurez, pero él hablaba con tanta sensatez,  daba señales que todo lo que habíamos vivido  lo había madurado, hablaba con tanto arrepentimiento, no dejaba de llorar y de pedir perdón, nunca lo vi así tan arrepentido tan dispuesto a mejorar..... que tomé la decisión por mis niños y por mi de darle la última oportunidad. Pero fui muy clara con las condiciones, debía buscar donde pudiéramos vivir, debía conformarse con vivir al lado de los niños no debía exigirme deberes conyugales, tenía que permitir que yo durmiera con las niñas, sólo con esa condición lo aceptaría de nuevo, él debía comprender que no era nada fácil rehacer nuestra vidas como si nada había pasado, debía dejar que el tiempo curara las heridas y donde mas énfasis hice.... debía dejar la bebida.

Él sin pensarlo mucho acepto mis condiciones, y acotó.... ya verás que no te vas a arrepentir....

Hasta el próximo post! gracias por leerme






viernes, 27 de mayo de 2011

Cuando se es madre, nunca se está sola en sus pensamientos. Una madre siempre debe pensar por dos, una vez por ella y otra por su hijo.....

En mi caso debía pensar por seis, por mi y por cinco hijos, no podía darme el lujo de equivocarme tenía que pensar bien cómo iba hacer las cosas....

Raúl, mi esposo, el padre de mis hijos, se había convertido en un hombre agresivo, calculador, sabía que podia intimidarme, delante de los niños, porque yo jamás iba a permitir que los niños sintieran miedo o se dieran cuenta de su agresividad, él se había dejado seducir por el alcohol y prácticas espiritistas que me causaban mucho miedo, por mi y por los niños, cuando tomaba mucho entraba como en un trance de posesión espeluznante, cambiaba la voz, hablaba en otras lenguas, incluso con otro tono de voz, y se volvía mucho, muy agresivo, una vez hubo que sostenerlo entre 4 hombres incluyendo a su hermano y no pudieron con él se los quitaba de encima como si fueran hormigas, rompió mesas, sillas, puertas, una fuerza incontrolable se apoderó de él, y desde ese día, empecé a temerle, tanto que procuraba siempre no hacerlo molestar, menos delante de los niños, no quería por nada del mundo que mis niños lo vieran en ese estado,  o que se pusiera agresivo conmigo y los pobres niños se fueran a desesperar, en fin, siempre traté de comportarme lo mas sumisa que pude, siempre traté de hacerle entender las cosas razonando con él, nunca le falté ni busqué enfrentamientos de ningún tipo con él, cuando empezaba a dar señales de molestia, trataba de calmarlo recordándole que los niños podian escucharlo, y bueno él supo aprovecharse de eso para manipularme, presionarme e intimidarme.

Así que bajo engaño me hizo ir hasta aquel lugar, de la finca donde estábamos al pueblo mas cercano, que es la Sierra de Imataca, son cuatro horas a pie, son fincas muy grandes, por lo cual todas están alejadas, no había forma que escucharan nada de una casa a otra, en donde estábamos no había carro, sólo un caballo, que él usaba para ir a las siembras y a las fincas cercanas.

Yo llegué a la finca de noche, la ansiedad de ver a mis niños, no me permitió darme cuenta de las distancias, sólo queria llegar pronto, el carro en que me llevaron hasta allá me dejó y se marcharon de una vez,  al dia siguiente fue que empecé a caer en cuenta que estaba alejada del mundo y bajo esta premisa debía tener mucho tacto, no debía tentar la agresividad de Raúl, porque quién sabe que cosa era capaz de hacer.

Desde el mismo dia que llegué hasta que logré irme, estuve tramando cómo escaparme de ese lugar o cómo hacerle entender que no podía dejarme allí a la fuerza.

Los primeros dias me invadió la desesperanza y él se alteraba,  me decía que no perdiera mi tiempo, que allí me iba a quedar. Dejé pasar los días, para que él se calmara y dejara de estar a la defensiva, que dejara de pensar que me iba a escapar en cualquier momento, y para que los niños  no percibieran violencia entre su papá y yo.

"Cuando tenga oportunidad me iré" pensaba, "mientras tanto mejor trato de llevar esta fiesta en paz", porque además siempre existió la amenaza de quitarme a mis niños si yo me iba, me sentia acorralada, entre la espada y la pared, asi que respiré profundo y dejé pasar los días.
"Aquello que no se puede evitar se hace más llevadero con la paciencia"
Siempre soñé con tener una casa en el campo, donde los niños pudieran correr, jugar, tener animales, eso buscaba cuando me fui a vivir a Santa Ana, yo tengo sangre campesina en mis venas, adoro la vida campestre, y él trataba de calmar mis ganas de irme, diciendo que aquello era lo que habíamos soñado, y que alli viviríamos felices, pero nada de eso era nuestro, y era una tonteria ilusionarse con algo ajeno. Sin embargo, el aire del campo, me ayudaba a sobrellevar esa situación, ya que no podia irme, no me quedaba mas que hacer felices los dias de mis hijos, ellos estaban encantados se sentían como peces en el agua, nunca los vi tan contentos, tan en su ambiente, tan en lo que les gustaba y lo que querían.

Todo los hacía felices,  sembrar, cosechar, cuidar los animales, ver nacer pollitos, patitos, gansos, ovejas y pare de contar, su padre sabe mucho de campo, por lo que puso a producir la finca en poco tiempo, el dueño de la finca estaba muy contento con él, y eso era bueno, porque en la finca había de todo, el dueño llegaba con cargamentos de comida y de cosas que necesitábamos para los niños, se puede decir que todo era casi perfecto.

Bajo estas circunstancias, viendo la cara de felicidad de los hijos todos los dias, una madre empieza a pensar, Dios... ¿será que por mis hijos debo aceptar quedarme aquí.... será que si yo le doy otra oportunidad él reflexiona y trabaja lo suficiente para dar a los niños y a mi la vida que yo quiero? estaba confundida, en esos casos el amor a los hijos y el bienestar de ellos está por encima de todo, los dias seguian pasando y yo en cierta forma  disfruté de mi encierro, siempre que yo no le mencionara que queria irme, él estaba tranquilo, contento, sereno y amoroso, apenas le tocaba el tema se enfurecía y yo volvía a callar.
"No hay nada tan malo que no pueda ser peor, ni nada tan bueno que no pueda ser mejor"
Cuando me notaba tranquila, tomaba confianza y me permitia acompañarlo a la ciudad para hacer compras para la finca y para nosotros y conocer algunos sitios, así los niños también podían salir de la finca, aprovechaba para ver donde estaban ubicados los lugares que iba a necesitar para cuando pudiera salir de allá, como el terminal de pasajeros, centros de llamadas, hospital y la jefatura de policias, cuando planeaba las salidas, él le pedía al dueño que mandara a buscarnos en carro, asi mismo nos regresaban a la finca y el carro se lo llevaban de nuevo.

Yo llegué a la finca a mediados de septiembre 1998, iniciando octubre logré convencerlo que los niños debían estudiar que no era justo que también los dejara encerrados a ellos, fuimos varias veces al colegio del pueblo, pero nos pusieron muchas trabas, decian que era muy complicado para ellos salir del campo a pie para llegar al colegio, que lo mejor era sacarlos de la finca, que viviendo allá no iban a poder estudiar, y eso lo enardecía, porque yo aprovechaba para decirle que tenían razón, que me dejara ir, que no podia tenernos aislados, lo único que conseguía era desatar su furia y que ya no quisiera saber nada del colegio.

Fianlmente no pudimos inscribir los niños, ese año escolar lo perdieron, me tocó empezar desde cero nuevamente a crearle confianza, para que cediera un poco, pasaron unos dos meses mas y ya me permitía ir al pueblo, pero sólo con mis dos hijos varones mas grandes Carlos Eduardo y Rauvy José, nunca me dejó sacar a Raúl y a Claudia, sabía que yo no me iría dejando mis bebés con él, entonces yo sólo aprovechaba de ver cuanto tiempo me llevaba caminar hasta el pueblo, que posibles peligros me iba a encontrar, todo esto lo pensaba y lo tramaba para mis adentros, nunca le hice ver nada a los niños, no quería mortificarlos, así que para ellos era normal que yo saliera con ellos a comprar y me regresara siempre a la finca, no habia forma que pudiera intentar nada sin que los niños sufrieran.

Aparte de esta agonía, nuestros dias pasaban entre cuidar los animales, sembrar y cosechar, fue una aventura tanto para ellos como para mi, descubrimos y disfrutamos muchas cosas, de comer una fruta fresca recien bajada de la mata en forma natural y saludable, carnes frescas, verduras recien sacadas de la tierra, en fin muchos detalles de nuestros meses en la finca jamás los olvidaremos ni ellos ni yo, a la par de esto me angustiaba mi hija Jessica, que había quedado con mi mamá y yo no sabía cómo estaba, él no me dajaba ni llamar, decía que iba venir a Caracas a buscarla, y yo trataba de disuadirlo, porque ella ya estaba grande y se iba a dar cuenta de lo que estaba pasando, lejos de yo sentirme tranquila por tenerla a mi lado, acrecentaría mi angustia, sería una preocupación mas verla sufrir y desesperarse por lo que estaba pasando, además teniéndola en Caracas tenia una excusa mas para que me dejara venir, después dejó de insitir en buscarla, porque me dejó llamar y supe que mi mamá la había inscrito en el colegio, entonces le insistí que llevándola a la finca la haría perder también el año escolar.

En la finca aparte de él habían algunos hombres que trabajaban allí y que él supervisaba, eran indios que traian a trabajar a las fincas de esos lados, uno de ellos se dió cuenta alguna vez de la agresividad de Raúl conmigo, y empezó a decirme cosas a sus espaldas, que si me ayudaba a escapar, que tenía para donde llevarme y no sé cuantas cosas mas, eso lejos de esperanzarme me causó mucho temor, me aterraba pensar que ese hombre vulgar y baboso creyera que podia tener alguna oportunidad de nada conmigo, de sólo pensarlo me daba asco,  mi esposo con todo y lo malo, era mi esposo, jamás permitiría qe ningún hombre me montara la mano encima, por ninguna razón, este fue otro motivo del que me aproveché para persuadirlo, diciéndole que en su ausencia ese hombre podia intentar algo, contra mi o los niños, cualquier cosa que Dios me ponía en el camino para persuadirlo a que dejara irme yo la aprovechaba, le llené la cabeza de muchas razones para que entendiera.

Mi hijo Carlos que contaba en ese entonces con 9 años empezó a darse cuenta que algo estaba pasando, cuando su padre tomaba mucho, se embriagaba y empezaba a golpear cosas y me sujetaba a la fuerza para que lo complaciera en cualquier cosa que se le ocurriera, yo me los llevaba al cuarto, y me acostaba con ellos, para que él se quedara quieto y no me molestara mas.

Cada borrachera, era un tormento, aunque yo le pedía de todas las formas posibles que no tomara, él no me escuchaba y tomaba hasta que caia en el suelo inconsiente, y en ese trayecto de emborracharse me hacia la vida cuadritos, era desesperante todo aquello, un dia no aguanté mas.... tuvo una de su peores borracheras, me trató horrible, aunque nunca llegó a golpearme, su agresividad y rudeza era de temer, sólo con la mirada me parecía que queria deshacerme en pedazos, no se atrevía por los niños y realmente yo no lo provocaba, cuando lo veía así era cuando mas callada me quedaba.

Cuando empezó a tomar empecé a planear, cuando cayó en el suelo inconsiente, corrí a buscar un bolso con cosas imprescindibles, para mi y la bebé, mi hijo Carlos me ayudó a quitarle las llaves que siempre las guardaba en sus bolsillos, para abrir los candados, volver a cerrar y dejárselas en el bolsillo, ya eran cerca de las 5:00 pm, sabía que me iba a agarrar la noche en el camino al pueblo, queria llevarmelos a todos pero era arriesgarlos, estaba desesperada, no pensaba, les miré la carita a los tres que me vieron con Claudia en los brazos, sus lágrimas corrían por sus rostros y yo no sabía que hacer, había llegado el momento que tanto temí, irme para buscar ayuda, pero tenerlos que dejar para minimizar el peligro en el camino, no sabía que decisíón tomar, y era cuestión de horas para que Raúl se despertara de nuevo, debía pensar rápido, Raulito lloraba desconsolado y me pedía que no lo dejara que quería irse conmigo, fue en ese momento que entendí que por mas que yo traté de disimular todo ese tiempo ellos si se habían dado cuenta que algo no estaba bien, amaban a su padre pero también le temían y no querían quedarse con él, pero no podía llevarlos a todos, Dios que desesperación.......

Yo no terminaba de decidir que hacer cuando Carlos secó sus lágrimas y dijo. " mami, vete con Raúl y la niña, yo me quedo con Rauvy, yo lo cuido, hasta que tú vengas a buscarnos" por Dios... mi pobre niño había estado todo ese tiempo callado viendo y callando, y esperando igual que yo la oportunidad para irnos de allí, y yo lo supe en ese momento, lo abracé y le dije "hijo confia en mi, yo voy buscar ayuda y voy a volver a buscarlos, no tengas miedo, yo voy a volver, te lo juro".... los abrace y besé a los dos y sali de la finca, empecé a caminar con los dos niños, que pronto se cansaron, no iban a aguantar 4 horas caminando, los cargaba de a ratos uno por uno, Raúl tenía 5 añitos y Claudia 4, estaban muy pequeños y no podía forzarlos a caminar rápido sólo podia ir a su ritmo y cargarlos cuando se cansaran, pero empezó a oscurecer después que teniamos una hora y media caminando, yo en mi apuro no llevé ni una linterna, cuando oscureció completamente los cargué a los dos, estaba muy asustada, temía que los picara una culebra o los mordiera cualquier animal, caminé con los dos cargados un buen rato, diciéndoles que no pasaba nada que ya ibamos a llegar, sabía que aún me faltaban dos horas en ese camino oscuro y con peligros, no dejé de pedirle a Dios ni un momento, "Diosito por favor, ayúdame, no me abandones, mi Dios bendito, mándame un carro que nos saque de aqui, Dios por favor escúchame" una y otra vez le pedi a Dios sin pausa, hasta que escuche un carro a lo lejos y vi la luz que empezó a acercarse......!!
"Ahí estaba la mano poderosa de Dios levantándome nuevamente de mis miserias, sacándome de aquella desesperación"

Era una camioneta pick up, que andaba de visita en una de las fincas, llevaban gente en la parte de atrás, me preguntaron donde iba, les dije que al terminal de pasajeros, me invitaron a subir y me dejaron en el terminal en la ciudad de San Felix donde ellos iban. LLegamos al terminal, y ya no quedaban pasajes a Caracas, me dijeron que el último autobús salia a las 10:00 pm, que podía esperar a ver si alguien no llegaba, entonces podrían darme los puestos, eso significaba esperar hasta tan tarde sin saber si ibamos a poder irnos, pero no me quedaba otra opción.

Mientras esperaba uno de los choferes se acercó a mi, para decirme, que si yo quería podia darme los dos puestos...... pero que ya yo sabía como iba a pagar... que cruz la que llevo conmigo, pensé, siempre hay un baboso queriendo sacar provecho de mi, que les pasa a los hombres.... le dije que me dejara en paz, se alejó pero no dejaba de mirarme en forma asquerosa, y empecé a temer por mi y por los niños, yo en mi desesperación salí de la finca sin pensar, y ahora no había oportunidad de irnos, y quedarme allí hasta tan tarde esperando, ponía en riesgo nuestra seguridad..... esperé un rato mas todos los pasajeros llegaron y el hombre volvió a insitir ofreciéndome dos puestos a cambio de mi dignidad, no aguanté mas el miedo y tomé un carro de regreso a la finca.

De regreso, después que me atreví a irme, después que logré salir de aquel campo, no había pasajes disponibles para viajar....y qué me esperaba en la finca?, un hombre alterado, muy molesto, me daba miedo, pero mas miedo me daba quedarme en ese terminal lleno de hombres, capaces de cualquier cosa.

Para colmo el chofer que nos llevó de regreso no quería llegar a la finca, pretendía dejarnos en el pueblo, le pedi por todos los medios que no me dejara allí con los niños, me dejaría a cuatro horas a pie tan avanzada la noche, sólo dijo que si nos llevaba a hasta la finca cobraría el doble, y yo sólo contaba con ese dinero con el que iba a pagar los pasajes a Caracas, entonces me quité mi cadena, zarcillos y anillo y se los dí a cambio que me llevara hasta la finca y aceptó.
Llegamos llamé a mi hijo Carlos y él salió a abrirme, todavía con sus ojitos hinchados de tanto llorar, ¿qué pasó mami, por qué te regresaste? me preguntó, "nada hijo, tranquilo, Dios no dispuso que pudieramos irnos" 
¿ y tu papá? "aún duerme, no se despertó", me dijo; entonces colocamos todo en su sitio, cambié a los niños y nos acostamos, a él lo dejamos ahí tirado en el piso.

Les dije a los niños, "no le vamos a decir nada, seguro tendremos otra oportunidad, hay que guardar dinero de nuevo, para podernos ir todos", entonces Carlos me respodió "ya yo lo tengo guardado mami, le quité lo que tenía en los bolsillos y es bastante, para irnos todos......"

De cierta forma, me sentía mas tranquila, ya sabía que si podía hacerlo, sólo debía planificarlo mejor, además ahora tenía a los niños de cómplices, ya no estaba sola en mis planes. Así que seguimos en la finca tranquilos, sin levantar sospechas, y sin provocar la ira de mi esposo, pasaron nuevamente los días, cada vez que podía cuando lo veía tranquilo, le pedía que me dejara ir, que no iba a poder tenerme encerrada toda la vida, siempre se negaba y se molestaba.

Era época de elecciones, lamentablemente ganó las elecciones quien hoy gobierna a Venezuela, y al dueño de la finca se le complicaron las cosas, y le dijo que ya no podía tenernos a todos en la finca, que sólo podía quedarse él, yo no lo podía creer!!!! al fin llegó el momento de irnos de allí, ya no podía tenernos en la finca, sin arriesgar a los niños, sin situaciones dificiles, ni angustiantes, nos ibamos....."El tiempo de Dios es perfecto"

Raúl por supuesto no lo aceptaba, no hallaba qué hacer para que no nos fuéramos pero sólo estuvimos una semana más y finalmente nos dejo ir, no si antes advertirme  "en cuanto saque la siembra, me voy a Caracas a buscarlos" yo no decia nada, sólo quería marcharme de allí, recogimos nuestras cosas, nos llevó al terminal, y nos largamos al fin!!!

No dormí esa noche, en el camino sólo pensaba en qué iba hacer al llegar, a dónde me iba a ir para que no me encontrara, de qué ibamos a vivir..... todas mis ganancias estaban en el banco, no había gastado casi nada, claro desde que llegué a la finca pasaron tres meses que ni siquiera me acerqué a un banco, con eso podiamos vivir unos dias mientras resolvía que hacer.

Por ahora los dejo, en el próximo post sabrán cómo hice para subsistir en Caracas, y qué pasó con todas nuestras cosas que habían quedado en Santa Ana.

Hasta el próximo post y gracias por leerme

domingo, 15 de mayo de 2011

Cuando empezaba a encontrar las respuestas..... me cambiaron las preguntas....

"Por muy larga que sea la tormenta.... siempre vuelve a brillar el sol entre las nubes"
La temporada fue exitosa.... no llegué a ser la primera pero si fui la segunda en ventas, estaba muy satisfecha del trabajo que había realizado, y esperaba tener pronto el grueso de mis ganancias, empecé a hacer planes, soñaba con mudarme de Santa Ana, empecé a buscar una casita en los pueblitos cercanos a La Puerta, pude comprar algunas cositas para la casa  y pude comprar muchas cosas para los niños.... sentía que el sol volvía a brillar para mi y mis niños, terminó la temporada y tuvimos dos largas semanas de descanso, aproveché de venir a Caracas a buscar a las niñas y traer los niños para que mi mamá los viera.

Regresé al pueblo y empecé la tarea de convencer a Raúl para irnos de Santa Ana, se acercaba la próxima temporada, Carnaval 1998, era mas corta en tiempo pero requería el mismo esfuerzo de lunes a lunes, y quería mudarme cerca del hotel, para tener los niños cerca, y poderlos ver a diario aunque estuviera trabajando.
Pero fue imposible, no hubo forma de convencerlo, y menos con ese argumento, ya que él no estaba dispuesto a dejarme ir nuevamente a Guadalupe.
Empezó nuevamente la guerra, él en su posición y yo en la mía, no iba a ceder por nada del mundo, no iba a perder lo que había logrado hasta ese momento.

 Así que discutíamos casi a diario, la situación cada vez era mas insoportable tanto para él como para mi...... hasta que un día me dijo "me voy.... no puedo soportar mas esto" me quedé helada, sin palabras, no pensé que iba a tomar esa decisión, pensé que iba a entenderlo, pero no fue así, continuó diciendo "tú no quieres dejar ese trabajo, y yo no quiero que trabajes, así que me voy a Puerto Ordaz" contesté ¿Cómo te vas a ir? ¿Qué voy hacer aquí sola con los niños? me contestó "haz lo que quieras.... yo me voy"

 Puerto Ordaz era para aquel momento una ciudad nueva en el país, pujante y próspera, está ubicada en el estado Bolívar, donde se encuentran todas las empresas básicas de Guayana, por lo cual es una ciudad muy costosa, Raúl tiene algunos familiares que viven allá y lo habían recomendado para cuidar y supervisar la producción  de alimentos y cría de animales de una finca en las afueras de la ciudad, exactamente en la Sierra de Imataca en el Delta Amacuro.

 Este lugar se encontraba al otro lado del país, mas o menos 24 horas de viaje por carretera desde Trujillo, necesariamente hay que hacer escala en Caracas. Todo esto lo estaba escuchando y me estaba dando vueltas en la cabeza, sin poder reaccionar, si bien es cierto que viví mas de dos años sola con los niños en Santa Ana, Raúl siempre estuvo pendiente de nosotros, no nos había abandonado, estaba en Caracas porque aquí trabajaba , pero ahora me estaba diciendo, me voy, me separo de ti, y mientras me seguía dando una y mil razones para dejarme sola con los niños, yo sentía que el piso debajo de mis pies empezaba a moverse, él era mi esposo, yo me había casado para vivir con él toda la vida, teníamos cinco hijos, y yo esperaba que él entendiera que mi empeño en trabajar era para ayudarlo, no esperaba que me abandonara......

 Después con todo lo que decía me di cuenta que su familia tenía las manos metidas en todo esto, a ellos no les importaba que él nos dejara, era lo que querían, y lo habían conseguido.....
Traté de calmarme, esperando que la crisis pasara y él desistiera de irse, pero no fue así y en dos días recogió sus cosas en una maleta, y se despidió de los niños y de mi...... yo no podía reaccionar se fue y me quedé muda, los niños lo vieron irse, me preguntaban ¿qué iba a pasar, cuándo lo volverían a ver? y yo no decía nada..... Esta fue la primera vez en mi vida que sentí literalmente que me "dolió el corazón", yo no estaba a esa altura locamente enamorada de mi esposo, la miseria, las carencias, la soledad y su falta de consideración para conmigo había matado ese amor romántico de cuando éramos novios..... pero yo lo quería, era mi compañero, era el único apoyo con el que contaba, era mi esposo, el padre de mis hijos, yo no quería separarme.....no quería que me dejara sola y me dejó....

 Mis lágrimas volvieron a irrumpir amargamente en mis ojos, lloré desesperamente toda esa noche, le pregunté mil veces a Dios ¿Por qué..... por qué no pudo entenderme, por qué fue mas fuerte su orgullo, su machismo, sus celos, su egoísmo..... que el bienestar de sus hijos?
Los niños no terminaban de entender que había ocurrido, terminé convenciéndolos que se había ido de nuevo a trabajar, y que pronto lo veríamos de nuevo, pero yo sabía que no iba a ser así...
Lloré y lloré hasta que no tuve mas lágrimas, me desperté al día siguiente, mandé a llamar a la señora que cuidaba de los niños, le expliqué la situación, y le pedí que me ayudara a cuidarlos, que le iba a pagar bien, yo me las iba a arreglar por todos los medios de venir cada dos o tres días durante la temporada.
Ella aceptó y yo me fui a trabajar, ya contaba con mas dinero, podía pagar un carro expreso desde Guadalupe hasta Santa Ana los días mas suaves de trabajo, y me devolvía a Guadalupe en las mañanas, pasaron las dos semanas de temporada volví al pueblo con mas dinero, y seguía en mi búsqueda de una casita cerca de Guadalupe, pero no era fácil encontrar algo que pudiera pagar, ya no quería alquilar, quería comparme una casa aunque fuera pequeña, pero no me alcanzaba lo que había ahorrado, debía seguir trabajando y ahorrando.

Que nadie ni nada se interponga entre una tarea difícil y tú, que nadie te niegue esa espléndida oportunidad para cobrar fuerza, maestría y merecer el éxito.
Continuaron pasando los fines de semana trabajando en Guadalupe, se acercaba la temporada Semana Santa 1998, mi seguridad y firmeza en las ventas crecía, contaba con muy buenos maestros, Guadalupe era una escuela que había fortalecido mi carácter, mi confianza, sin toda esa enseñanza jamás hubiera soportado y superado aquel abandono, y lo que es peor, continuar viviendo en aquel pueblo donde tenia muy pocos amigos. 
 
En cambio en Guadalupe encontré gente que me quería y a las que aprendí a querer y a respetar, dos de ellas mis amigas Saillyne Suarez y Arlen Viloria, compañeras de alegrias y tristezas, de trabajo y de celebraciones, de triunfos y fracasos, cómplices y hermanas, hasta el día de hoy nuestra amistad sigue viva y cada vez mas fuerte, compartimos muchas vivencias, nuestros comienzos en ese mundo tan fascinante y adictivo, donde ganar dinero sólo depende de ti mismo, hoy en día Arlen Viloria es Subgerente de Ventas en otro complejo Vacacional en Trujillo, y Saillyne Suarez aunque se dedica a su profesión, siempre vuelve a trabajar en tiempo compartido en temporadas altas.
Mi trabajo se convirtió en parte vital de mi existencia, adicionalmente, me apasionan las ventas, aprendí a encontrar en ellas motivos de satisfacción, y quería a alcanzar grandes cosas a través de mi trabajo.
Llegó la temporada alta y salí airosa de ella,  empezamos a trabajar fuertemente en prepararnos para la temporada mas larga e importante en este negocio, Agosto 1998 era la temporada donde iba a conseguir el dinero que me faltaba, para comprar la casita, cambiar los niños de colegio, y mandarlos de vacaciones para yo poder trabajar durante dos meses seguidos.
Me llené de esperanzas, de grandes espectativas y debía empezar a planificarlo todo.....
 La esperanza es una de las motivaciones más fuertes que tiene el ser humano.
Hablé con mi mamá y estuvo de acuerdo en que le trajera los niños, asi que los traería de vacaciones a Caracas, y yo podría trabajar con mas tranquilidad, por supuesto, mi mamá no estaba muy de acuerdo con mi trabajo, insitía que debía conseguirme otro trabajo, que ese no era un trabajo normal, pero bueno finalmente acepto cuidarlos durante las vacaciones.

Mientras preparaba todo para traerlos a Caracas, recibí una llamada de Raúl, después de cinco meses sin saber nada de él, llamó para preguntar si ya los niños habían terminado las clases, ya que quería llevarselos a la finca donde estaba, para que pasaran las vacaciones con él. Aunque me sorprendió su llamada y me volvieron a invadir las incertidumbres, había madurado mucho este tema, entendí que cuando una pareja no funciona, lo mejor es separarse, no se puede mantener una matrimonio por costumbre, por guardar apariencias o por no quedarse sola, así que si él quería tener los niños durante las vacaciones, me parecía justo llevárselos, ellos querían ver a su padre, lo extrañaban, yo necesitaba trabajar, y era justo que él también se hiciera cargo de ellos aunque fuera sólo por dos meses.

Mi hija mayor Jessica, no quiso irse con él, ella empezaba a guardar rencores y resentimientos en su contra, porque me había visto sufrir y trabajar mucho, era ella quien cargaba con la responsabilidad de sus hermanos mientras yo trabajaba, aunque tenían quien los cuidara, ella era como un comandante, era quien hacía que sus hermanos obedecieran y se portaran bien con la señora que cuidaba de ellos, con apenas 10 años de edad, toda esta situación la maduró prematuramente, yo jamás en mi vida les hablé mal de su papá, siempre daba una razón que justificaba su actitud, para que ellos no lo odiaran, pero ella iba mas allá de mis palabras, y no quería verlo.

De tal forma que acordé con Raúl, la fecha en que iba a Caracas, para que él fuera a buscar a los varones ya que si Jessica no quería ir con él, Claudia también debía quedarse con su abuela, ya que ellos no iban a saber cuidar de la bebé que apenas tenía 4 añitos.

Nos vimos le entregué los niños, ellos estaban felices, y las niñas quedaron en casa de su abuela, yo me devolvi a Santa Ana, cerré la casa ya que no volvería mas  en dos meses, encargué a la señora para que fuera a revisar todo al menos una vez por semana, y me fui a trabajar.

Para alcanzar el éxito se requiere de tres cosas: voluntad, valor y decisión.

Ya esto lo tenía bien claro, la Violeta Aguilera que había caido en desesperación nueve meses atrás, por miedo, por la separación de los niños, por falta de seguridad y de carácter se había quedado en el pasado, estaba dispuesta a esforzarme al máximo, que cada día que pasara lejos de mis  niños, fuera la fuerza que me empujara a triunfar y a alcanzar mis metas.
  
Día a día, lo vivía intensamente, no permitía que pasará un día sin haber hecho aunque sea una venta, tenía una meta y la iba a alcanzar, hubo días super exitosos, hubo días mas suaves, pero siempre había alguna satisfacción, pasaba la temporada y yo estaba muy feliz, mi cuenta corriente en el banco iba creciendo, y mi meta estaba cada vez mas cerca. Paralelamente al trabajo mi vida personal iba mejorando, mi autoestima crecía y se fortalecía, pude empezar a darme algunos gustos que nunca había disfrutado, una cena en un buen restaurant, ir a la peluqueria a que me consintieran, comprarme ropa, prendas, maquillaje, mi vida estaba dando un vuelco grande en poco tiempo y yo debía tener la madurez necesaria para asimilarlo y manejarlo.

Llegó el final de la temporada!!! Exitosa y gratificante!! lo mejor de todo es que ya tenía el dinero para dar mas de la mitad para una casita, podía venir a Caracas a descansar unos días, iba a ver a mis hijos y me los llevaría de regreso y les iba a poder comprar muchas cosas que aún necesitaban....

Después de celebrar, pasar por Santa Ana a revisar mis cosas, me vine a Caracas, apenas llegué me comuniqué con Raúl, le dije que ya estaba en Caracas para que me trajera a los niños, su respuesta fue “no puedo viajar ahorita, si quieres ven a buscarlos” me quedé dos días en Caracas y empecé a preparar viaje para Guayana, Jessica insitió que no quería ir, yo no quería dejarla nuevamente pero tampoco quería forzarla a ir a un lugar que no deseaba, entonces me fui a buscar a mis niños sólo con Claudia, finalmente era cuestión de tres días mientras llegaba, buscaba los niños y me regresaba.

Emprendí el largo viaje de doce horas, primero a Puerto Ordaz, allí esperé toda la tarde hasta que llegara un hermano de Raúl que me llevaría a la finca en la Sierra de Imataca, unas cuatro horas mas de viaje.

Al fin llegué, los niños me estaban esperando me saltaron encima, me llenaron de abrazos y besos,  después de saludarlos y preguntarles cómo estaban  y me llevaran a conocer la casa, le dije a Raúl, que me iría al día siguiente, el me miró.... se sonrió irónicamente y contestó “¿mañana? Si quieres irte mañana, te irás sola, los niños se quedan conmigo, si quieres vivir con tus hijos tienes que quedarte aquí, conmigo y con ellos, este es tu lugar tú eres mi esposa, y te vas a quedar aquí conmigo”
No podía creer lo que me estaba diciendo, me había tendido una trampa, para que yo fuera hasta allá, y yo caí sin darme cuenta, nunca pensé que tuviera intenciones de chantajearme con los niños para dejarme en aquel campo a horas de la  ciudad mas cercana, totalmente alejado de todo el mundo...... Después que había encontrado las respuestas.... me cambiaron las preguntas....
En el próximo post les contaré como pasaron mis dias encerrada en aquella finca, y cómo día a día iba tramando una forma de escaparme con mis niños de aquel lugar....
Me excuso con ustedes por no dejarles fotos en este post.... pero es uno de los episodios mas tristes de mi vida y muy fuerte para mi escribirlo, así que sólo me despido hasta muy pronto y gracias por seguir mi historia...