lunes, 14 de noviembre de 2011

Los frutos de mi vientre

Son cinco...


Como les he contado mi vientre dio cinco frutos, completos, hermosos, sanos, motivo de mi existencia, razón de mi vida, de mis luchas, de mis esfuerzos, de mis sacrificios, de mis risas, de mis alegrías..... pero también de mi llanto y algunas tristezas.

Cinco hijos..... cada uno se lleva de diferencia de año y medio a dos años, como decimos en Vzla, uno detrás de otro en fila india!

Todos compañeros, solidarios, amigos, un día peleaban al otro estaban durmiendo juntos, se inventaban días de camping dentro de la casa, carros de paseo, noche de brujas y pare de contar todo lo que se les viniera a la cabeza era bueno para jugar y pasar el día cuando no estaban en el colegio.

La infancia de mis hijos se dividió en varias etapas, cada una con su magia particular, cuando se es niño, vivir en estados diferentes del país, en casas distintas, con familiares diferentes, todo se vuelve una aventura, y ellos la disfrutaron y la sufrieron cada uno a su manera.

Pasamos de vivir en un barrio en Caracas, para vivir en las hermosas montañas andinas, luego del frío andino pasamos al calor infernal del Oriente venezolano bien adentrado en el campo, volvimos a Caracas después de unos meses nuevamente a casa de mi madre, luego logramos alquilar un apartamento, después al fin compramos el nuestro, cinco años después lo vendí y compré otro, en fin... mis hijos han vivido en muchos sitios y de todos tienen un recuerdo bueno o no tan bueno, pero cada lugar fue una experiencia y cada experiencia marcó sus vidas.

Con todo lo bueno, lo malo, las carencias y aún con el planeta en pelea constante con nosotros, éramos felices, me atrevería a asegurar que fuimos mas felices cuando no teníamos nada, que cuando empezamos a tener un poquito mas. Toda la adversidad y los problemas por los que pasamos afectaron mucho mas a mis dos hijos mayores que a los tres menores, Jessica Karina y Carlos Eduardo, sufrieron mucho de lo que yo padecí mientras sus hermanitos jugaban y sonreían.

Ellos eran los mas grandes, mis compañeros, en los que confiaba, en los que me apoyaba, para mi era casi imposible poder ocultarles cualquier situación, lo veían en mis ojos, sabían cuando las cosas no iban bien que era casi siempre, pero no me fallaron nunca, en esa época de carencias y tristezas ellos siempre fueron mi apoyo, pero eso los hizo madurar muy temprano, su niñez se fue muy pronto casi ni me di cuenta, eran ellos los que me ayudaban en todo, incluso a cuidar de sus hermanitos, yo sólo trabajé por temporadas mientras ellos eran niños, pero la tarea en la casa con ellos cinco pequeños era titánica, tenáz... me acostaba super agotada aún con la ayuda de ellos dos.

Las épocas en las que trabajaba siempre tuve a alguien que los cuidaba, pero me duraban muy poco, nadie los aguantaba por mucho tiempo, entonces era una razón para que su padre me obligara a estar en casa con ellos. Así que Rauvy José, Raúl y Claudia tuvieron una niñez mas feliz gracias a sus dos hermanos mayores, que se sacrificaban para que ellos padecieran menos de lo que ellos habían padecido.... y crecieron se empezaron a hacer adolescentes.... y con la adolescencia de cada uno llegaron mis angustias y mis lágrimas.... aquellas que pensé se habían quedado atrás.

A continuación extraje parte de un poema que me arranca las lágrimas mas amargas, pero también me recuerda que cada quien tiene derecho a escoger su vida, que no puedes presionar a un hijo a obedecerte y hacer las cosas como esperas, cada quien tiene derecho a tener sus propias experiencias, a equivocarse, a acertar, a reconocer y a volver.... esa es la vida, así es la vida, y tengo que dejar que ellos la vivan cada uno a su manera.

¿Que no me meta en tu vida?
Empezaste a caminar; yo no sé cuando he tenido que estar más detrás de “ti”, si cuando empezaste a caminar o cuando creíste que ya sabías.
Ya no podía sentarme tranquila a leer o a ver una película favorita, o simplemente a descansar porque para cuando acordaba, te perdías de mi vista y tenía que salir tras de ti para evitar que te lastimaras.

¿Que no me meta en tu vida? Ya no querías llegar temprano a casa, te molestabas si te marcaba reglas, no podía hacer comentarios acerca de tus amigos sin que te volvieras contra mía como si los conocieras a ellos de toda la vida y yo fuera una perfecta “desconocida” para ti.

¿Que no me meta en tu vida? Cada vez sé menos de ti por ti mismo, sé mas por lo que oigo de los demás; ya casi no quieres hablar conmigo, dices que nada más te estoy regañando, y todo lo que yo hago está mal o es razón para que te burles de mí, pregunto: ¿con esos defectos te he podido dar lo que hasta ahora tienes?.

¿Que no me meta en tu vida? Ya casi no hablamos, no me cuentas tus cosas, te aburre hablar conmigo, dices no entiendo el mundo de hoy. Ahora sólo me buscas cuando hay que pagar algo o necesitas dinero para la universidad, o para salir; o peor aún, te busco yo cuando tengo que llamarte la atención.
¿Que no me meta en tu vida? Hijo, yo no me meto en tu vida, tu te has metido en la mía, y te aseguro que desde el primer día, hasta el día de hoy, no me he arrepentido de que te hayas metido en ella, y de que le hayas cambiado para siempre.

Mientras esté viva, me meteré en tu vida, así como te metiste en la mía; para ayudarte, para formarte, para amarte y para hacer de ti un hombre o una mujer de bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario