martes, 27 de marzo de 2012

Carlos Eduardo


Tenía mi blog un poquito abandonado, he tenido muchas ocupaciones que no me han permitido sentarme a escribir con tranquilidad, pero bueno ya estoy aquí, así que inicio mi nuevo post "Carlos Eduardo".
 
Así lo llamé siempre y lo continúo llamando así, a él nunca le llamé de ningún otro modo que por su nombre, ¿saben por qué? porque mi hijo desde muy niño ha tenido una personalidad muy fuerte, y el hecho que yo me quedara sola con ellos se la acentuó mucho mas.
Desde muy pequeño no le gustaba que lo estuviese apretujando, ni haciéndole muchos cariñitos, aproximadamente a los 12 años dejó de pedir la bendición, entraba y salía de casa y sólo decía hola y adiós, nada mas.
Personalidad: Modo habitual y propio de responder a situaciones diversas en virtud de la especial estructuración de las características individuales (condiciones genéticas y ambientales) 
Según los estudios cada ser humano nace con una personalidad que termina de definirse hasta los 3 años de edad aproximadamente, creo que mi hijo lo rodearon muchas circunstancias que incidieron en la formación de su personalidad y carácter, en la cual por supuesto yo tengo mucho que ver.
Es mi segundo hijo, pero realmente fue el primer parto, con todos los dolores y desesperaciones que trae un parto con “P” en mayúscula, eso si que fue un parto.... yo comí mucho durante el embarazo, llegué a pesar 87 Kilos cuando fui a dar a luz, desde los 7 meses de gestación estuve tan hinchada que no podía calzarme, estuve con sandalias playeras el resto del embarazo, un día me caí desde una altura al vacío de 1,80 metros aproximadamente cuando tenía ocho meses de embarazo, pensé que se adelantaría el parto del golpe tan fuerte cuando caí, además llevaba en brazos a mi hija Jessica de dos añitos. Viajé a Santa Elena de Uairén, a un pueblo llamado Las Claritas en la frontera de Venezuela con Brasil, desde Caracas son mas de 24 horas de viaje en autobús, y con la enorme barriga que tenía sufrí horrores en ese viaje tanto en la ida como en la vuelta después de tres meses. Durante todo el embarazo sufrí de una erupción en todo el cuerpo, me salían unas llagas horribles que me picaban al desespero, me las rompía y se regaban aún más, mi papá le llamaba “salpullío inglés” para burlarse de mi que parecía un extraterrestre pero el médico dijo claramente se trata de “Escabiosis” en claro y perfecto español tenía sarna!!!! mi padre me compraba los medicamentos y me los untaba con mucha paciencia, y yo sólo lloraba pensando en que me había caído una desgracia, llena de llagas, una picazón insoportable y con una barriga con la que casi no podía.
Es decir, mi primer embarazo fue tan mágico, tan perfecto, que yo pensé que el segundo podía comportarse igual, pero como les vengo diciendo.... uno propone pero es Dios el que dispone, este embarazo me sacaba lágrimas de dolor de desesperación.... lloré prácticamente todo el embarazo, en fin las circunstancias en las que viví mi segundo embarazo no fueron mágicas para nada, por lo que estoy convencida que un embarazo tan traumático marcó irremediablemente el carácter de mi hijo.....
Llegó el momento del parto el 02 de Septiembre de 1989, recuerdo que cuando di a luz a mi hija mi madre me preguntó duele verdad? ¿ vas a tener otro? Le contesté a mi no me dolió si voy a tener otro, quiero un varón, y era verdad no sufrí absolutamente nada trayendo mi hija al mundo, al menos no lo que yo pensaba eran dolores de parto, pero con Carlos Eduardo fue otra historia....
Dolores de parto.... esos si eran dolores, esa sensación que se te están desprendiendo las caderas, desgarrando mas bien, sin que puedas soportar el dolor, sin que nadie pueda hacer nada por ti.... horas de intenso dolor en la sala de parto, hasta que por fin en un último puje lo parí... sentí como si hubiese expulsado parte de mi, era tan grande y gordo que el médico lo sostuvo con ambas manos me dijo: “con razón no podías parir!!!” 4,5 Kg y 54 cms, no era rosado era rojo, cachetón y sin cabello mi hijo Carlos Eduardo...
Del esfuerzo y el tamaño del bebé me desgarré, estaba exhausta sólo quería dormir, pero de inmediato me llevaron al bebé y tuve que empezar a amamantarlo, comía con tanta fuerza y desesperación que la piel de los pezones se rompió, y para completar lo que he llamado “la caja de razones para que mi hijo sea como es” se infectaron mis pechos, decía mi abuela, mi mamá y cuanta señora de mas de 40 años que me vio en esa oportunidad, que eso pasa cuando el bebé eructa y los gases que expulsa se van a través de los conductos lácteos de las mamas infectándolas o algo así, lo cierto es que los senos se hinchan hasta que no dan mas, sangran por los pezones, causan fuertes dolores desde la espalda hasta los brazos, lo que hace intolerable amamantar al bebé, pero amamantarlo es la única forma de sanarse....mi madre casi me amarra las manos para que yo permitiera que el bebé chupara, el dolor insoportable me hacía rechazarlo, y quitármelo... mi madre lo colocaba una y otra vez repitiendo lo mismo “si el niño no chupa, no te vas a curar” yo gritaba y lloraba con desesperación, y el bebé allí... hambriento, escuchando mi llanto, mis gritos y sintiendo mi rechazo... fueron días de tortura.
Después de unos cinco días con esa tortura, decidí no darle de mamar y que se me secara la leche de los pechos, me levanté le busqué un tetero y empecé a darle leche sustituta, ya no tenia fuerzas para soportar tanto dolor. Por supuesto que todos me recriminaron, mis padres, esposo, cuñados, todos diciéndome lo mala que era porque no quería darle de mamar al bebé..... claro como no eran ellos los que estaban padeciendo la tortura...
Así que se acabó, se secaron los pechos y con ello mi angustia, pero el bebé no se llenaba con el tetero, quería estar comiendo siempre, aumentaba rápidamente de peso y siempre quería más, tuve que empezar a darle otros alimentos antes de tiempo, y como siempre estaba llorando porque quería comer, yo lo dejaba en su cuna y no dejaba que nadie lo cargara, así que para calmar su ansiedad empezó a chuparse el dedo.
El niño iba creciendo, rebelde, con mal carácter, todo le daba rabia, cuando entró al preescolar- maternal a diario me llamaba la maestra, todos los días pasaba algo, le pegaba a los compañeritos, los mordía, pateaba a las maestras, lanzaba las sillas por las ventanas... apenas con dos años, en mi familia le decían“Bam-Bam” era un monstrico.
Siguió creciendo.... no controlaba sus esfínteres situación que era un motivo para que su papá lo ridiculizara con sus hermanos y otras personas, no sólo su padre, sus tíos, primos, cada vez que alguien se daba cuenta era un motivo de burla, entonces se empezó a volver callado y a veces bastante solitario...
 Llegó la crisis de la separación y él asumió su rol de hijo mayor junto con su hermana Jessica fueron mis pilares, sin ellos no hubiese podido salir adelante, su carácter se volvió mas fuerte para poderme ayudar a mi, sé que resultó quizá mas ligero para mi apoyarme en ellos y hoy sé que fue muy injusto, pero doy gracias a Dios por haberlos tenido conmigo en momentos tan duros.
Pero buen alumno, estudioso y aplicado en sus clases, exigente al extremo, no permitía que nadie tocara las cosas de su colegio que siempre dejaba ordenaditas para el día siguiente, un día llegó a casa desesperado de la rabia, lloraba mucho porque otros niños del colegio se habían metido con él, y le habían roto su morral y algunos de sus cuadernos. Eso ocurrió con mucha frecuencia durante su edad escolar, como era un cascarrabias los demás niños se metían mucho con él y lo hacían rabiar mas, siempre que llegaba en ese estado yo me vestía y salía con él a buscar los niños que le habían roto sus cosas o le habían pegado, siempre, no hubo una vez ni siquiera cuando era adolescente que yo no saliera como una tigra a defenderlo, no podía soportar que siempre se metieran con él, siempre lo defendí de quien fuera y cuantos fueran.... una vez en un conflicto escolar ya terminando su Bachillerato en 6to año, como siempre salí en defensa de mi hijo, protesté ante los profesores y directivos del liceo responsabilizándolos de lo ocurrido, pero llegué a mi límite cuando fuimos a denunciar a los responsables en el cuerpo policial y el agente me dijo duramente “Señora su hijo es mayor de edad, usted se queda afuera” , entonces me di cuenta que ya mi hijo era un hombre, ya tenía 18 años y tenía que empezar a asumir las responsabilidades de sus actos, ese “usted se queda afuera” no sólo me lo dijo el policía...... me lo estaba diciendo la vida. 
Vivió la crisis, la asumió pero no la superó del todo, aún hoy sufre las consecuencias de habernos separado de su padre, y de haber asumido con su hermana la responsabilidad de cuidar a sus hermanos mientras yo trabajaba.
Guarda mucho resentimiento hacia su papá, fíjense que escribo, “separarnos de su padre” esa fue una decisión consensuada, la tomamos ellos y yo, sabíamos lo que nos esperaba, pero preferimos quedarnos sin él que seguir a su lado. De igual forma jamás les inculqué odios ni resentimientos hacia él, al contrario cuando nos ha necesitado hemos estado allí, pero mis hijos no le perdonan que no haya tenido la entereza, la valentía y la responsabilidad de asumir su familia.
Con ese ímpetu que lo caracteriza, siendo tan exigente, tan solidario, tan justo, tan perfeccionista como buen Virgoniano, por ahí va, viviendo.... a veces con cal a veces con arena, él sabe que yo estoy, yo sé que él está, y nos amamos, y nos peleamos y nos volvemos a querer, en esta danza interminable que es la relación con mis hijos, a los que nunca dejo de enseñar aunque no siempre estén dispuestos a escuchar, ahí va mi hijo, estudia, trabaja, se equivoca, se cae y se vuelve a levantar, así creció así me vio criarlos y así aprendió con casi 23 años va dando pasos sin prisa pero sin pausa, yo creo en él, sé que alcanzará todos sus sueños..... además ya aprendió de nuevo a decir "bendición mamá"....








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