viernes, 27 de mayo de 2011

Cuando se es madre, nunca se está sola en sus pensamientos. Una madre siempre debe pensar por dos, una vez por ella y otra por su hijo.....

En mi caso debía pensar por seis, por mi y por cinco hijos, no podía darme el lujo de equivocarme tenía que pensar bien cómo iba hacer las cosas....

Raúl, mi esposo, el padre de mis hijos, se había convertido en un hombre agresivo, calculador, sabía que podia intimidarme, delante de los niños, porque yo jamás iba a permitir que los niños sintieran miedo o se dieran cuenta de su agresividad, él se había dejado seducir por el alcohol y prácticas espiritistas que me causaban mucho miedo, por mi y por los niños, cuando tomaba mucho entraba como en un trance de posesión espeluznante, cambiaba la voz, hablaba en otras lenguas, incluso con otro tono de voz, y se volvía mucho, muy agresivo, una vez hubo que sostenerlo entre 4 hombres incluyendo a su hermano y no pudieron con él se los quitaba de encima como si fueran hormigas, rompió mesas, sillas, puertas, una fuerza incontrolable se apoderó de él, y desde ese día, empecé a temerle, tanto que procuraba siempre no hacerlo molestar, menos delante de los niños, no quería por nada del mundo que mis niños lo vieran en ese estado,  o que se pusiera agresivo conmigo y los pobres niños se fueran a desesperar, en fin, siempre traté de comportarme lo mas sumisa que pude, siempre traté de hacerle entender las cosas razonando con él, nunca le falté ni busqué enfrentamientos de ningún tipo con él, cuando empezaba a dar señales de molestia, trataba de calmarlo recordándole que los niños podian escucharlo, y bueno él supo aprovecharse de eso para manipularme, presionarme e intimidarme.

Así que bajo engaño me hizo ir hasta aquel lugar, de la finca donde estábamos al pueblo mas cercano, que es la Sierra de Imataca, son cuatro horas a pie, son fincas muy grandes, por lo cual todas están alejadas, no había forma que escucharan nada de una casa a otra, en donde estábamos no había carro, sólo un caballo, que él usaba para ir a las siembras y a las fincas cercanas.

Yo llegué a la finca de noche, la ansiedad de ver a mis niños, no me permitió darme cuenta de las distancias, sólo queria llegar pronto, el carro en que me llevaron hasta allá me dejó y se marcharon de una vez,  al dia siguiente fue que empecé a caer en cuenta que estaba alejada del mundo y bajo esta premisa debía tener mucho tacto, no debía tentar la agresividad de Raúl, porque quién sabe que cosa era capaz de hacer.

Desde el mismo dia que llegué hasta que logré irme, estuve tramando cómo escaparme de ese lugar o cómo hacerle entender que no podía dejarme allí a la fuerza.

Los primeros dias me invadió la desesperanza y él se alteraba,  me decía que no perdiera mi tiempo, que allí me iba a quedar. Dejé pasar los días, para que él se calmara y dejara de estar a la defensiva, que dejara de pensar que me iba a escapar en cualquier momento, y para que los niños  no percibieran violencia entre su papá y yo.

"Cuando tenga oportunidad me iré" pensaba, "mientras tanto mejor trato de llevar esta fiesta en paz", porque además siempre existió la amenaza de quitarme a mis niños si yo me iba, me sentia acorralada, entre la espada y la pared, asi que respiré profundo y dejé pasar los días.
"Aquello que no se puede evitar se hace más llevadero con la paciencia"
Siempre soñé con tener una casa en el campo, donde los niños pudieran correr, jugar, tener animales, eso buscaba cuando me fui a vivir a Santa Ana, yo tengo sangre campesina en mis venas, adoro la vida campestre, y él trataba de calmar mis ganas de irme, diciendo que aquello era lo que habíamos soñado, y que alli viviríamos felices, pero nada de eso era nuestro, y era una tonteria ilusionarse con algo ajeno. Sin embargo, el aire del campo, me ayudaba a sobrellevar esa situación, ya que no podia irme, no me quedaba mas que hacer felices los dias de mis hijos, ellos estaban encantados se sentían como peces en el agua, nunca los vi tan contentos, tan en su ambiente, tan en lo que les gustaba y lo que querían.

Todo los hacía felices,  sembrar, cosechar, cuidar los animales, ver nacer pollitos, patitos, gansos, ovejas y pare de contar, su padre sabe mucho de campo, por lo que puso a producir la finca en poco tiempo, el dueño de la finca estaba muy contento con él, y eso era bueno, porque en la finca había de todo, el dueño llegaba con cargamentos de comida y de cosas que necesitábamos para los niños, se puede decir que todo era casi perfecto.

Bajo estas circunstancias, viendo la cara de felicidad de los hijos todos los dias, una madre empieza a pensar, Dios... ¿será que por mis hijos debo aceptar quedarme aquí.... será que si yo le doy otra oportunidad él reflexiona y trabaja lo suficiente para dar a los niños y a mi la vida que yo quiero? estaba confundida, en esos casos el amor a los hijos y el bienestar de ellos está por encima de todo, los dias seguian pasando y yo en cierta forma  disfruté de mi encierro, siempre que yo no le mencionara que queria irme, él estaba tranquilo, contento, sereno y amoroso, apenas le tocaba el tema se enfurecía y yo volvía a callar.
"No hay nada tan malo que no pueda ser peor, ni nada tan bueno que no pueda ser mejor"
Cuando me notaba tranquila, tomaba confianza y me permitia acompañarlo a la ciudad para hacer compras para la finca y para nosotros y conocer algunos sitios, así los niños también podían salir de la finca, aprovechaba para ver donde estaban ubicados los lugares que iba a necesitar para cuando pudiera salir de allá, como el terminal de pasajeros, centros de llamadas, hospital y la jefatura de policias, cuando planeaba las salidas, él le pedía al dueño que mandara a buscarnos en carro, asi mismo nos regresaban a la finca y el carro se lo llevaban de nuevo.

Yo llegué a la finca a mediados de septiembre 1998, iniciando octubre logré convencerlo que los niños debían estudiar que no era justo que también los dejara encerrados a ellos, fuimos varias veces al colegio del pueblo, pero nos pusieron muchas trabas, decian que era muy complicado para ellos salir del campo a pie para llegar al colegio, que lo mejor era sacarlos de la finca, que viviendo allá no iban a poder estudiar, y eso lo enardecía, porque yo aprovechaba para decirle que tenían razón, que me dejara ir, que no podia tenernos aislados, lo único que conseguía era desatar su furia y que ya no quisiera saber nada del colegio.

Fianlmente no pudimos inscribir los niños, ese año escolar lo perdieron, me tocó empezar desde cero nuevamente a crearle confianza, para que cediera un poco, pasaron unos dos meses mas y ya me permitía ir al pueblo, pero sólo con mis dos hijos varones mas grandes Carlos Eduardo y Rauvy José, nunca me dejó sacar a Raúl y a Claudia, sabía que yo no me iría dejando mis bebés con él, entonces yo sólo aprovechaba de ver cuanto tiempo me llevaba caminar hasta el pueblo, que posibles peligros me iba a encontrar, todo esto lo pensaba y lo tramaba para mis adentros, nunca le hice ver nada a los niños, no quería mortificarlos, así que para ellos era normal que yo saliera con ellos a comprar y me regresara siempre a la finca, no habia forma que pudiera intentar nada sin que los niños sufrieran.

Aparte de esta agonía, nuestros dias pasaban entre cuidar los animales, sembrar y cosechar, fue una aventura tanto para ellos como para mi, descubrimos y disfrutamos muchas cosas, de comer una fruta fresca recien bajada de la mata en forma natural y saludable, carnes frescas, verduras recien sacadas de la tierra, en fin muchos detalles de nuestros meses en la finca jamás los olvidaremos ni ellos ni yo, a la par de esto me angustiaba mi hija Jessica, que había quedado con mi mamá y yo no sabía cómo estaba, él no me dajaba ni llamar, decía que iba venir a Caracas a buscarla, y yo trataba de disuadirlo, porque ella ya estaba grande y se iba a dar cuenta de lo que estaba pasando, lejos de yo sentirme tranquila por tenerla a mi lado, acrecentaría mi angustia, sería una preocupación mas verla sufrir y desesperarse por lo que estaba pasando, además teniéndola en Caracas tenia una excusa mas para que me dejara venir, después dejó de insitir en buscarla, porque me dejó llamar y supe que mi mamá la había inscrito en el colegio, entonces le insistí que llevándola a la finca la haría perder también el año escolar.

En la finca aparte de él habían algunos hombres que trabajaban allí y que él supervisaba, eran indios que traian a trabajar a las fincas de esos lados, uno de ellos se dió cuenta alguna vez de la agresividad de Raúl conmigo, y empezó a decirme cosas a sus espaldas, que si me ayudaba a escapar, que tenía para donde llevarme y no sé cuantas cosas mas, eso lejos de esperanzarme me causó mucho temor, me aterraba pensar que ese hombre vulgar y baboso creyera que podia tener alguna oportunidad de nada conmigo, de sólo pensarlo me daba asco,  mi esposo con todo y lo malo, era mi esposo, jamás permitiría qe ningún hombre me montara la mano encima, por ninguna razón, este fue otro motivo del que me aproveché para persuadirlo, diciéndole que en su ausencia ese hombre podia intentar algo, contra mi o los niños, cualquier cosa que Dios me ponía en el camino para persuadirlo a que dejara irme yo la aprovechaba, le llené la cabeza de muchas razones para que entendiera.

Mi hijo Carlos que contaba en ese entonces con 9 años empezó a darse cuenta que algo estaba pasando, cuando su padre tomaba mucho, se embriagaba y empezaba a golpear cosas y me sujetaba a la fuerza para que lo complaciera en cualquier cosa que se le ocurriera, yo me los llevaba al cuarto, y me acostaba con ellos, para que él se quedara quieto y no me molestara mas.

Cada borrachera, era un tormento, aunque yo le pedía de todas las formas posibles que no tomara, él no me escuchaba y tomaba hasta que caia en el suelo inconsiente, y en ese trayecto de emborracharse me hacia la vida cuadritos, era desesperante todo aquello, un dia no aguanté mas.... tuvo una de su peores borracheras, me trató horrible, aunque nunca llegó a golpearme, su agresividad y rudeza era de temer, sólo con la mirada me parecía que queria deshacerme en pedazos, no se atrevía por los niños y realmente yo no lo provocaba, cuando lo veía así era cuando mas callada me quedaba.

Cuando empezó a tomar empecé a planear, cuando cayó en el suelo inconsiente, corrí a buscar un bolso con cosas imprescindibles, para mi y la bebé, mi hijo Carlos me ayudó a quitarle las llaves que siempre las guardaba en sus bolsillos, para abrir los candados, volver a cerrar y dejárselas en el bolsillo, ya eran cerca de las 5:00 pm, sabía que me iba a agarrar la noche en el camino al pueblo, queria llevarmelos a todos pero era arriesgarlos, estaba desesperada, no pensaba, les miré la carita a los tres que me vieron con Claudia en los brazos, sus lágrimas corrían por sus rostros y yo no sabía que hacer, había llegado el momento que tanto temí, irme para buscar ayuda, pero tenerlos que dejar para minimizar el peligro en el camino, no sabía que decisíón tomar, y era cuestión de horas para que Raúl se despertara de nuevo, debía pensar rápido, Raulito lloraba desconsolado y me pedía que no lo dejara que quería irse conmigo, fue en ese momento que entendí que por mas que yo traté de disimular todo ese tiempo ellos si se habían dado cuenta que algo no estaba bien, amaban a su padre pero también le temían y no querían quedarse con él, pero no podía llevarlos a todos, Dios que desesperación.......

Yo no terminaba de decidir que hacer cuando Carlos secó sus lágrimas y dijo. " mami, vete con Raúl y la niña, yo me quedo con Rauvy, yo lo cuido, hasta que tú vengas a buscarnos" por Dios... mi pobre niño había estado todo ese tiempo callado viendo y callando, y esperando igual que yo la oportunidad para irnos de allí, y yo lo supe en ese momento, lo abracé y le dije "hijo confia en mi, yo voy buscar ayuda y voy a volver a buscarlos, no tengas miedo, yo voy a volver, te lo juro".... los abrace y besé a los dos y sali de la finca, empecé a caminar con los dos niños, que pronto se cansaron, no iban a aguantar 4 horas caminando, los cargaba de a ratos uno por uno, Raúl tenía 5 añitos y Claudia 4, estaban muy pequeños y no podía forzarlos a caminar rápido sólo podia ir a su ritmo y cargarlos cuando se cansaran, pero empezó a oscurecer después que teniamos una hora y media caminando, yo en mi apuro no llevé ni una linterna, cuando oscureció completamente los cargué a los dos, estaba muy asustada, temía que los picara una culebra o los mordiera cualquier animal, caminé con los dos cargados un buen rato, diciéndoles que no pasaba nada que ya ibamos a llegar, sabía que aún me faltaban dos horas en ese camino oscuro y con peligros, no dejé de pedirle a Dios ni un momento, "Diosito por favor, ayúdame, no me abandones, mi Dios bendito, mándame un carro que nos saque de aqui, Dios por favor escúchame" una y otra vez le pedi a Dios sin pausa, hasta que escuche un carro a lo lejos y vi la luz que empezó a acercarse......!!
"Ahí estaba la mano poderosa de Dios levantándome nuevamente de mis miserias, sacándome de aquella desesperación"

Era una camioneta pick up, que andaba de visita en una de las fincas, llevaban gente en la parte de atrás, me preguntaron donde iba, les dije que al terminal de pasajeros, me invitaron a subir y me dejaron en el terminal en la ciudad de San Felix donde ellos iban. LLegamos al terminal, y ya no quedaban pasajes a Caracas, me dijeron que el último autobús salia a las 10:00 pm, que podía esperar a ver si alguien no llegaba, entonces podrían darme los puestos, eso significaba esperar hasta tan tarde sin saber si ibamos a poder irnos, pero no me quedaba otra opción.

Mientras esperaba uno de los choferes se acercó a mi, para decirme, que si yo quería podia darme los dos puestos...... pero que ya yo sabía como iba a pagar... que cruz la que llevo conmigo, pensé, siempre hay un baboso queriendo sacar provecho de mi, que les pasa a los hombres.... le dije que me dejara en paz, se alejó pero no dejaba de mirarme en forma asquerosa, y empecé a temer por mi y por los niños, yo en mi desesperación salí de la finca sin pensar, y ahora no había oportunidad de irnos, y quedarme allí hasta tan tarde esperando, ponía en riesgo nuestra seguridad..... esperé un rato mas todos los pasajeros llegaron y el hombre volvió a insitir ofreciéndome dos puestos a cambio de mi dignidad, no aguanté mas el miedo y tomé un carro de regreso a la finca.

De regreso, después que me atreví a irme, después que logré salir de aquel campo, no había pasajes disponibles para viajar....y qué me esperaba en la finca?, un hombre alterado, muy molesto, me daba miedo, pero mas miedo me daba quedarme en ese terminal lleno de hombres, capaces de cualquier cosa.

Para colmo el chofer que nos llevó de regreso no quería llegar a la finca, pretendía dejarnos en el pueblo, le pedi por todos los medios que no me dejara allí con los niños, me dejaría a cuatro horas a pie tan avanzada la noche, sólo dijo que si nos llevaba a hasta la finca cobraría el doble, y yo sólo contaba con ese dinero con el que iba a pagar los pasajes a Caracas, entonces me quité mi cadena, zarcillos y anillo y se los dí a cambio que me llevara hasta la finca y aceptó.
Llegamos llamé a mi hijo Carlos y él salió a abrirme, todavía con sus ojitos hinchados de tanto llorar, ¿qué pasó mami, por qué te regresaste? me preguntó, "nada hijo, tranquilo, Dios no dispuso que pudieramos irnos" 
¿ y tu papá? "aún duerme, no se despertó", me dijo; entonces colocamos todo en su sitio, cambié a los niños y nos acostamos, a él lo dejamos ahí tirado en el piso.

Les dije a los niños, "no le vamos a decir nada, seguro tendremos otra oportunidad, hay que guardar dinero de nuevo, para podernos ir todos", entonces Carlos me respodió "ya yo lo tengo guardado mami, le quité lo que tenía en los bolsillos y es bastante, para irnos todos......"

De cierta forma, me sentía mas tranquila, ya sabía que si podía hacerlo, sólo debía planificarlo mejor, además ahora tenía a los niños de cómplices, ya no estaba sola en mis planes. Así que seguimos en la finca tranquilos, sin levantar sospechas, y sin provocar la ira de mi esposo, pasaron nuevamente los días, cada vez que podía cuando lo veía tranquilo, le pedía que me dejara ir, que no iba a poder tenerme encerrada toda la vida, siempre se negaba y se molestaba.

Era época de elecciones, lamentablemente ganó las elecciones quien hoy gobierna a Venezuela, y al dueño de la finca se le complicaron las cosas, y le dijo que ya no podía tenernos a todos en la finca, que sólo podía quedarse él, yo no lo podía creer!!!! al fin llegó el momento de irnos de allí, ya no podía tenernos en la finca, sin arriesgar a los niños, sin situaciones dificiles, ni angustiantes, nos ibamos....."El tiempo de Dios es perfecto"

Raúl por supuesto no lo aceptaba, no hallaba qué hacer para que no nos fuéramos pero sólo estuvimos una semana más y finalmente nos dejo ir, no si antes advertirme  "en cuanto saque la siembra, me voy a Caracas a buscarlos" yo no decia nada, sólo quería marcharme de allí, recogimos nuestras cosas, nos llevó al terminal, y nos largamos al fin!!!

No dormí esa noche, en el camino sólo pensaba en qué iba hacer al llegar, a dónde me iba a ir para que no me encontrara, de qué ibamos a vivir..... todas mis ganancias estaban en el banco, no había gastado casi nada, claro desde que llegué a la finca pasaron tres meses que ni siquiera me acerqué a un banco, con eso podiamos vivir unos dias mientras resolvía que hacer.

Por ahora los dejo, en el próximo post sabrán cómo hice para subsistir en Caracas, y qué pasó con todas nuestras cosas que habían quedado en Santa Ana.

Hasta el próximo post y gracias por leerme

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